“Quería ser madre, era su mayor sueño. Esa era la Melina real, un ser maravilloso”, afirmó Ana María Martínez, la madre de la joven asesinada luego de haber ido a bailar a un boliche en San Martín.

Ana María Martínez perdió hace dos meses a su hija Melina Romero. Aquella vez la vio partir por última vez de su casa en El Palomar con el rostro sonriente por sus 17 años recién cumplidos, sin saber que el horror estaba cerca.

"A mi hija le arrebataron la vida. Era una apasionada. Amaba los animales, y me había prometido terminar la secundaria y estudiar para ser médica veterinaria. Ayudaba a gente humilde juntando ropa o iba a hacerles compañía a viejitos solos. Trabajaba vendiendo productos cosméticos conmigo. Escuchaba música romántica todo el tiempo y adoraba los jazmines. Quería ser madre, era su mayor sueño. Esa era la Melina real, un ser maravilloso. La mataron porque tuvo la valentía de decir que no cuando la quisieron violar y porque los asesinos sabían que ella los iba a denunciar. Estoy segura de eso", dijo la madre de la adolescente asesinada y cuyo cadáver fue hallado dentro de una bolsa al costado de un basural en José León Suárez.

En diálogo con Diario Popular, Ana María se mostró "absolutamente conforme con la investigación que viene llevando adelante la justicia de San Martín, porque no dejan nada librado al azar, y fue fundamental el trabajo que realiza el abogado Marcelo Biondi, un verdadero profesional y ser humano especial, que no me dejó sola en ningún momento".

La investigación instruida por la fiscal María Fernanda Billone mantiene en prisión preventiva, sospechados del crimen de Melina, a Joel "Chavito" Fernández (18), Elías "Narigón" Fernández (20), y un menor. Asimismo, el último en resultar encarcelado fue César "El Pai" Sánchez. La causa sigue sumando pruebas y se encamina a un juicio oral donde los imputados podrían ser condenados por 'homicidio criminis causa agravado por el concurso premeditado de dos o más personas, agravado por femicidio en concurso real, y abuso sexual agravado'. Es decir, violar y matar justamente para ocultar la agresión sexual.

"Creo en la justicia divina. Dios decide cuándo nos vamos de este mundo. Pero pido que los responsables del asesinato de Melina reciban el castigo merecido y justo por el daño que causaron. No sólo destruyeron la vida de mi hija, sino que arruinaron a toda su familia. Para siempre. Actuaron con una crueldad horrenda. Mi alma se va a sentir mejor cuando los condenen", dijo la madre de la adolescente, desaparecida el 24 de agosto pasado tras festejar su cumpleaños en un boliche de San Martín.

Apenas el caso tomó relevancia pública, el foco de atención pareció centrarse en algunos datos de la presunta vida privada de la chica. Pero ese perfil se evapora cuando su madre la recuerda. "Ella era pura luz, alegría y pasión por vivir. Estos monstruos le arrebataron todo eso. A mí también. Yo agradezco a la vida haber sido mamá de Melina. Hasta dijeron que su vida no tenía rumbo. Ni deben conocer el significado de la palabra rumbo. Ella era una adolescente, que apenas salía de la niñez. Estaba empezando a saber lo que quería para su vida. Tantas cosas fuera de lugar dijeron que ya no quiero escuchar ni leer nada", expresó Ana María, revelando que se sumó a un grupo de mujeres del Movimiento Evita "donde estamos armando con las compañeras un proyecto maravilloso para que no haya más femicidios, ni una Melina más".

"Los que dijeron tantas barbaridades de Melina no saben lo que era ella. Nada saben. Había dejado la escuela, sí, pero me había prometido que en 2015 retomaba. Quería terminar la secundaria porque había decidido ser médica veterinaria. A los 4 años me dijo que de grande iba a curar a los animales. Y yo sé que lo iba a lograr. Tengo dos perros en casa que ella rescató de la calle con heridas. Teníamos otro más, pero se murió de viejito. Ella adoraba los bichos, hasta palomas lastimadas me traía a casa", contó la madre de la joven.

Dos veces tuvo que ver Ana María el cadáver de su hija asesinada. Cuando la convocaron el 23 de septiembre para reconocer sus restos, y luego cuando le dieron permiso para su inhumación. "No me voy a olvidar más de esos momentos. Son cosas imborrables. Terribles, porque como mamá no estás preparada para darle cristiana sepultura a una hija. Es al revés. Y mi hija no murió en un accidente, sino que la mataron. Por eso digo que estos tipos no pueden andar caminando por la vida y deben estar encerrados", indicó la mujer.

Los detalles sobre la vida de Melina aparecen en la emocionada voz de su madre. "A ella le gustaba mucho la música romántica. Todo el tiempo había música con Melina. Y quería mucho a los abuelos, pasaba tiempo con los que están internados, solitos. Juntaba ropa para gente humilde, trabajaba vendiendo productos cosméticos o películas en una feria. Llena de proyectos estaba. Siempre estaba rodeada de plantas y flores. Le encantaban las rosas y los jazmines. Pero su mayor sueño era tener una linda familia, con hijos. Esa era la Melina que me quitaron", finalizó Ana María.

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