El pasado 20 de febrero, Romina Wilson y su hija Abril fueron asesinadas a puñaladas en el interior de su departamento del barrio porteño de Constitución. El autor del hecho es el pizzero Juan José Campos, pareja de la mujer mayor, que convivió dos días con los cadáveres mientras se mostraba en el vecindario haciendo compras y opinando sobre el "misterio" de los gritos desgarradores en la madrugada del doble femicidio. Tras fugarse, hace ya 157 días, la justicia y la policía aún no logran ubicarlo, mientras las amigas de las víctimas solicitan que se disponga una recompensa por su captura.
Verónica Isola, una de las amigas, explicó a DIARIO POPULAR que "se necesita con urgencia que el Estado disponga una recompensa, porque creemos que puede ayudar a que se obtengan datos concretos sobre el paradero del femicida, que está libre y es muy peligroso".
Los cadáveres de Romina (44) y Abril (18) fueron encontrados el domingo 22 de febrero. El cuerpo de mujer adulta presentaba múltiples puñaladas y estaba en el living del departamento ubicado en un edificio de la calle Constitución al 1700. Fue la primera imagen que observó al entrar al lugar su padre, Domingo Loiácono, en compañía de efectivos policiales. Luego, dentro de la bañadera de la vivienda visualizaron los restos, también con signos de ataque con arma blanca, de la adolescente Abril.
Durante la noche del viernes 20, dos días antes de macabro hallazgo, la mayoría de los vecinos del edificio escuchó gritos de auxilio. Como muchos están conectados por teléfono, comenzaron a preguntarse entre ellos qué había ocurrido. Al teléfono de Romina llegaron varios de esos mensajes preocupados.
"Sabemos que Campos leyó los mensajes de los vecinos en el teléfono de Romina, preguntando si estaba todo bien en su casa, y él se hizo pasar por ella. Respondió que también había escuchado los gritos. Logró que nadie sospeche. El sábado y el domingo, Campos salió y entró del edificio como si nada. Hizo compras en el supermercado. Se cruzó con vecinos y habló de los gritos, se mostraba preocupado. Después se fugó", contó la amiga de las víctimas.
Romina había conocido a Campos, que trabajaba como pizzero en el famoso local El Palacio de la Papa Frita de la calle Lavalle, a través de la red social Facebook. Tras comenzar formalmente una relación sentimental, poco tiempo después decidieron convivir en su departamento. Los allegados cuentan que ella se mostraba contenta y sólo relataba que el hombre "era celoso".
Pasados varios meses, aún es un enigma lo ocurrido en la previa del doble femicidio, pero poco importa cuando las pruebas en contra de Campos son irrefutables. Y se suma, por supuesto, la espeluznante simulación durante dos jornadas y el posterior escape buscando impunidad.
"La causa está caratulada por doble homicidio. Lo que pedimos es que se investigue como un doble femicidio, porque Romina y Abril fueron asesinadas en un contexto de violencia de género", sostuvo Isola.
El dramático hecho tiene forma de expediente en el Juzgado de Instrucción Criminal 36 de la Ciudad de Buenos Aires. La familia y entorno de las víctimas concurren permanentemente, con el anhelo de conocer detalles sobre el avance de la causa y la necesaria captura del asesino. Hasta el momento, la respuesta es siempre calcada: "no hay novedades, pero seguimos investigando".
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