Este funcionario –quien hoy es asesor del Estado colombiano- fue el que garantizó la gobernabilidad y estuvo al frente del operativo que terminó con Pablo Escobar Gaviria.
Serrano recibió numerosas condecoraciones nacionales e internacionales por su trabajo contra las drogas ilícitas, el narcotráfico y la reestructuración de la policía colombiana.
En el marco de este cambio, cuando se hizo cargo de la fuerza en 1995 – con una institución sumida en la más grave crisis de su historia- despidió a 8 mil efectivos e introdujo reformas fundamentales, para convertirla en un organismo eficiente y moderno.
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Gracias a los rápidos golpes contras los carteles narco, en pocos meses se convirtió en uno de los hombres más queridos y populares del país, y comenzaron a llegarle elogios desde el exterior, bautizándolo como el “superpolicía del mundo”.
Tras estos primeros pasos, Serrano formó una institución poderosa, con una infraestructura en materia de inteligencia muy sofisticada, gracias a que los cargos claves dentro de su administración no fueron ocupados por jerarquías sino por conocimientos y porque los hombres de su mayor confianza recibieron entrenamiento en Estados Unidos y Europa.
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