Dos años antes de este hecho de masas, que marcó una divisoria de aguas en la historia argentina del siglo XX: un golpe de Estado encabezado por el general
Arturo Rawson puso fin el 4 de junio de 1943, al gobierno de Ramón Castillo, surgido del fraude electoral.
De esta forma, se ponía fin a
la Década Infame, un período inaugurado en 1930 tras, la asonada militar que despojó del poder a Hipólito Yrigoyen, y que instauró una continuidad de gobiernos de fachada democrática que se legitimaban mediante elecciones amañadas.
Al iniciarse el gobierno militar de Rawson, el movimiento obrero se encontraba dividido en cuatro centrales sindicales
(CGT Nº 1, CGT Nº 2, FORA y USA), y una de las primeras medidas fue intervenir los sindicatos.
Ante esta situación, los dirigentes de la CGT Nº 2, cuya personería había sido suspendida por el gobierno, iniciaron contactos con jóvenes oficiales del Ejército, entre los cuales estaban los coroneles
Perón y Domingo Mercante, con el propósito de impulsar la sanción de un conjunto de leyes sociales. Perón decide impulsar la creación del Departamento de Trabajo, donde comienza a gestionar la relación del gobierno con los gremios y que en diciembre de 1943 alcanza el rango de Secretaría.
La gestión de Perón gana el apoyo de los gremios, que comienzan a respaldar su posible candidatura presidencial, lo que genera recelos entre la oficialidad del Ejército que ocupaba el Gobierno.
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El malestar hacia la figura del ascendente coronel crece y a principios de octubre, el ministro de Guerra,
el general Eduardo Avalos, cabeza de un sector del Ejército, plantean la detención de Perón, la entrega del Ejecutivo a la Corte Suprema y la convocatoria a elecciones.
Presionado por esos sectores, el presidente de facto Edelmiro Farrell ordena el 12 de octubre de
1945 la detención de Perón y su traslado a la isla Martín García.Tres días después de la detención, el gremio azucarero de FOTIA se declara en huelga para reclamar su liberación, y un día después, los obreros de la carne de Berisso y Ensenada se adhieren de forma masiva a la protesta que iba a desembocar en una jornada bisagra para la historia política y social argentina.
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