Los acuerdos permitieron utilizar el sello nacional en el ámbito porteño y hasta tienen respuestas a cada una de las inquietudes, como si desde algún sector se decide cruzarlos en una primaria

Con elecciones unificadas y el horizonte puesto en el próximo 22 de junio, el plazo previsto para la presentación de las listas de precandidatos de cara a las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), el oficialismo porteño confía en que, esta vez sí, logrará competir en las urnas del distrito con el sello de Cambiemos, y apuesta a reducir al mínimo el tiempo de campaña para poner el foco en la gestión.

A pesar del poco movimiento visible en relación con el armado político en la ciudad de Buenos Aires, hay decisiones que ya están tomadas: la número uno es que Horacio Rodríguez Larreta irá por su reelección; la número dos, que si algún sector quiere ir a las PASO con precandidato propio, esa alternativa ya está de antemano contemplada, y la número tres, es que la actividad proselitista apuntará, en gran medida, a la mirada metropolitana.

La Jefatura de Gobierno, una docena de bancas de la Cámara de Diputados de la Nación, tres escaños en el Senado nacional, una representación en el Parlasur, 30 lugares en la Legislatura porteña y los comuneros conforman la amplia gama de opciones que estarán puestas sobre la mesa de negociación de la alianza oficialista, que reúne al PRO, a la Coalición Cívica-ARI, a Confianza Pública y a la UCR porteña.

El debut del sello

Justamente, la inclusión de la expresión porteña del centenario partido radical constituye hoy uno de los mayores logros políticos de Cambiemos en el distrito, donde en las últimas elecciones legislativas debió competir bajo el nombre de Vamos Juntos, luego de que fracasara el intento de sumar a la estructura formal del radicalismo, aunque sí a una parte de su dirigencia.

Esa conquista quedó plasmada en agosto pasado, cuando fue firmado entre los partidos un acta-acuerdo para avanzar en la conformación de Cambiemos en el distrito, lo que permitirá exhibir un paso adelante en la consolidación del frente oficialista, resignificado ahora, tras el reciente fracaso del armado en una resonante y emblemática provincia como Córdoba.

En el caso del capítulo porteño de Cambiemos, la conformación de la alianza viene de la mano de una propuesta que, todavía con vaivenes, plantea la posibilidad de que el ex ministro de Economía durante la gestión de Cristina Kirchner y ex embajador ante Washington, el diputado Martín Lousteau, mida fuerzas en las PASO con el actual jefe de Gobierno.

¿Y si Santilli da un paso al costado?

“Todo viene dado para que constituyamos Cambiemos en la ciudad de Buenos Aires”, afirmó el ministro de Ambiente y Espacio Público y titular del PRO en el distrito, Eduardo Macchiavelli, cuyo nombre suena como uno de los posibles candidatos a vicejefe de Gobierno, en caso de que el actual número dos de Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli, decida apostar por su carrera política hacia el Ejecutivo porteño en el 2023.

Es que la Constitución porteña entiende a la fórmula para el Ejecutivo como una unidad, con lo cual el hecho de eventualmente ocupar por un segundo período la vicejefatura de Gobierno de la Ciudad dejaría inhabilitado a Santilli para competir para ocupar el sillón porteño en el 2023.

Por eso, por lo bajo y por lo alto, en las filas del oficialismo porteño, donde prefieren mantenerse alejados del proselitismo y, en cambio, mostrar lo que destacan como resultados concretos de gestión, la mirada está puesta en algunos dilemas, que van mayor a menor: la carta que jugará Santilli, el mecanismo que se utilizará para la definición de candidaturas, y el paso que finalmente decidan dar Martín Lousteau y el radicalismo porteño.

Por lo pronto, sí está decidido en la mesa chica del oficialismo que la campaña con vistas a las PASO y, luego, a las elecciones del 22 de octubre, ofrecerá una mirada metropolitana, con énfasis en la capacidad de gestión coordinada entre la ciudad y la provincia de Buenos Aires, con dos cartas fuertes del oficialismo: Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, que, a esa altura, también estará en plena carrera hacia un nuevo mandato.

En el acuerdo firmado el año pasado, que fijó las bases para, finalmente, transformar a Vamos Juntos en Cambiemos en la ciudad de Buenos Aires, se contempló la posibilidad de una competencia interna para dirimir la candidatura a jefe de Gobierno porteño, una condición delineada casi con nombre y apellido, a la medida de las pretensiones de Lousteau, impulsado por la estructura de la Unión Cívica Radical porteña.

Por eso, el fantasma de una situación equiparable a la de Córdoba no desvela a los referentes más puros del macrismo porteño: “Es legítimo que alguien quiera marcar un matiz diferencial y que lo proponga para que la gente elija; está todo bien, está previsto y llegado el caso lo haremos, más allá de que, como miembros de un espacio político, nosotros tratamos de conciliar posiciones y llegar a un acuerdo”, afirmó Macchiavelli.

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