No habrá reuniones de gabinete semanales y la intención es ir anunciando medidas sobre los ejes de su discurso en el Congreso, como el plan contra el hambre o la reforma de la justicia federal

En 24 horas todo cambió en Casa Rosada: volvieron los pufs blancos de los grandes actos el kirchnerismo en la planta baja -que ayer cobijaron a los artistas del acto popular de Plaza de Mayo-, la locutora militante Natalia Paratore, el Museo del Bicentenario -renombrado de Casa Rosada durante el macrismo-, viejos conocidos de los empleados del palacio de gobierno pero sobre todo otra forma de hacer política: Alberto Fernández dio indicios de otra forma de manejar el poder, sin reuniones de gabinete semanales y con la intención de ir anunciando medidas sobre los ejes de su discurso en el Congreso como el plan contra el hambre o la reforma de la justicia federal.

El flamante presidente ingresó por explanada Rivadavia a las 13.43 tras la ceremonia en el Congreso. Rápidamente se dirigió al área presidencial donde visitó su despacho. Luego se reunió con el embajador uruguayo en España, Francisco Bustillo, con el que lo une una larga amistad.

Al que se lo vio sorprendido mientras esperaba en el Salón Sur fue al embajador británico Mark Kent, que escuchó la extensa referencia que Fernández hizo al tema Malvinas durante su discurso en la asamblea legislativa, pero dijo desconocer la conformación de una comisión para conducir el reclamo por la soberanía argentina. Con todo, el diplomático hoy sería recibido por el equipo del canciller Felipe Solá en el Palacio San Martín.

A quien se lo vio empoderado en esa antesala fue a Pablo Barreiro, hijo del próspero ex jardinero de Cristina Kirchner, que se saludó con históricos empleados del palacio de gobierno.

También al hijo del secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, Felipe, se lo vio muy comprometido con la logística del evento. Acompañó a un lugar más fresco a monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales y a quien se lo vio muy acalorado, siguiendo el ejemplo de su padre, muy ligado a la Iglesia. También el joven dijo ser el anfitrión del cantante Juanse, que deambuló en el Salón Evita donde los ministros esperaron el momento de la jura.

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Cafiero aseguró que no habrá desdoblamiento cambiario

Es que, según ayer explicaron en el entorno del artista, “es el mejor amigo de Gustavo Béliz”: los une su gran prédica católica. Ayer se vio al líder de los Ratones Paranoicos conversar con algunos ministros en la antesala del Evita. Más tarde subió al escenario de Plaza de Mayo para tocar su Rock del Gato y otros temas.

El ministro de Transporte, Mario Meoni, adelantó que hoy se reunirá con Guillermo López del Punta, empujado por los gremios del sector para que sea designado secretario del área.

Se hizo esperar la jura de los ministros en el rebautizado Museo del Bicentenario. El calor extremo que afectó al techo generó un efecto invernadero que obligó a los asistentes a abanicarse con lo que tenían a mano, como papeles. Los kirchneristas Wado De Pedro (Interior) y Carlos Zanini (Procurador del Tesoro) fueron los más aplaudidos.

En un rincón de la primera fila, en la que se contaban gobernadores, se los vio muy serios al ex jefe de gabinete Aníbal Fernández -hoy sin cargo formal- y al empresario Cristóbal López, que recuperó la libertad hace unos meses en una causa por evasión impositiva.

Ex funcionarios volvieron a pisar Balcarce 50 y se reencontraron con los históricos empleados del palacio gubernamental.

En la antesala del Evita, donde desfilaron los flamantes ministros, secretarios de estado, el jefe de la Cámara de Diputados Sergio Massa, en look descontracturado, junto a su mujer Malena Galmarini, ahora titular de AySA, se conocieron algunas de las primeras medidas del gobierno de Alberto.

El plan contra el Hambre, además de la reunión del Consejo, tendrá algunas medidas urgentes como el refuerzo de raciones de merenderos y la distribución de la tarjeta alimentaria a beneficiarios de planes sociales.

El plan de reforma de la justicia federal, en tanto, aún se está ‘cocinando’ en un proyecto de ley. Según se pudo averiguar, prevé la transferencia de competencias y la ‘limitación’ del pase de camaristas y jueces por distintos fueros.

Con todo, las medidas serán anunciadas paulatinamente. No habrá reuniones de gabinete semanales como acostumbraba el macrismo sino “cuando lo amerite” y se prevé que el presidente arribe a las 8 a Casa Rosada y desde su despacho convoque a funcionarios según lo requiera. En su entorno destacan que está acostumbrado a cumplir largas jornadas laborales. Sería otro cambio de época: Mauricio Macri y sus principales colaboradores acostumbraban a dejar el palacio de gobierno a las 18.

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