La Casa Rosada salió a intentar instalar la versión de una "operación política" por las elecciones, pero los Menem hacen tambalear la estrategia oficial.
En medio del escándalo por presuntas coimas a partir de grabaciones clandestinas, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, rechazó la veracidad del contenido de los audios difundidos, y la estrategia del gobierno comienza a tambalearse.
El legislador reconoció que mantiene vínculos con Jonathan y Emmanuel Kovalivker, dueños de la firma Suizo Argentina.
Menem explicó que esa relación se dio por su actividad privada en el rubro de suplementos dietarios, desligándola de cualquier gestión vinculada al Estado.
“Se trata de una monumental operación, a 15 días de las elecciones, tal vez del último reducto del kirchnerismo, que es la provincia de Buenos Aires”, sostuvo Menem al ser consultado sobre las filtraciones.
En la misma línea, remarcó: “Es una operación pensada y diseñada, justamente, a dos semanas de las elecciones”, en referencia al impacto político que puede generar el caso.
Por su parte, Javier y Karina Milei siguieron como siempre con sus actividades de campaña y gestión, pero nada dijeron del caso. Y el vacío comunicacional que dejaron, sumado a las internas entre el sector del asesor Santiago Caputo y los Menem generaron un desorden discursivo que, por ahora, el oficialismo no logra cohesionar.
Después del viraje, Luis Caputo sigue haciéndose cargo de la parte operativa de la auditoría de la ANDIS -por caso, ayer en Gobierno dejaron trascender que cambiarán el sistema de contrataciones y pasarán el organismo al área de Salud que maneja el ministro Mario Lugones, amigo del consultor. Pero la organización cabal de la estrategia, con la comunicación incluida, dejó de estar en sus manos.
En los pasillos de la Casa Rosada, algunos críticos de los riojanos deslizaban que esperaban con ansias que Lule Menem presentara su renuncia. Pero en el entorno del subsecretario de Gestión Institucional evitaban contestar.
Más allá de los trascendidos, el Gobierno en sus distintas vertientes también fue variando el discurso oficial, inclusive usando las mismas palabras, pero en sentido contrario. Francos dijo, en sus primeras declaraciones al respecto, que no ponía las manos en el fuego por ningún funcionario, mientras que Martín Menem repitió dos veces que ponía las manos en el fuego por su tío Lule, y por Karina Milei. Con el agravante de que el contraste entre un mensaje y otro se leyó puertas adentro y afuera del Gobierno como una respuesta tirante entre unos y otros, que en ambos sectores negaron.
En medio de la crisis, circulan rumores sobre posibles renuncias y reestructuraciones, incluida la eventual pérdida de la presidencia de la Cámara de Diputados por parte de Martín Menem en diciembre. La Justicia avanza con la investigación, mientras el oficialismo intenta, sin éxito hasta el momento, recomponer su unidad interna y definir una postura común frente al mayor escándalo de corrupción que afecta al actual gobierno.
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