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Fue la última movilización multitudinaria tras una serie que arrancó el 6 de marzo. Más de 100 mil personas salieron a la calle con la consigna de Memoria, Verdad y Justicia. Además, ratificaron: los desaparecidos son 30 mil.
Con mates, música y carteles, más de 100 mil personas marcharon a Plaza de Mayo. A la consigna Memoria, Verdad y Justicia se le agregó una más: “los desaparecidos son 30 mil”. Fue una reafirmación a un número que es más que una cifra y que se convirtió en una respuesta a varios mensajes de funcionarios del Gobierno que lo habían puesto en duda.
La del viernes a la tarde fue la última manifestación masiva de un mes cargado de reclamos. Durante marzo, desde los docentes hasta la CGT ocuparon el centro porteño y lo inundaron de pedidos. En este acto del 24 de marzo, la sensación fue distinta. La Plaza se llenó de personas con un reclamo aún mayor.
Manuela fue a la Plaza de Mayo con su hijo y sus padres. Hace varios años que asiste, le dijo a DIARIO POPULAR. Es docente y trabaja en cárceles. Fue sola y no cargaba ningún cartel, pero allí estaba, con su mate y su mochila. Los señalamientos sobre el signo político de las marchas fueron varios por parte del oficialismo. Ella responde: "Siento que estamos en una marcha por la memoria, pero con un claro mensaje opositor. Estamos recordando que sí son 30 mil los compañeros desaparecidos".
La concentración empezó a las 12, con el rayo del sol, las parrillas de los choripanes frías y diferentes columnas acercándose. Con algunas banderas, algunos cantos, pero unidos en un mismo grito. La simbología estuvo enmarcada en remeras y colores, pero no en demandas por decisiones gubernamentales. La economía, el desempleo y los pedidos salariales ni siquiera cruzaron por la Plaza.
La salida a las calles pasó por otro lado. Sin un acto oficial por la conmemoración del Golpe de Estado de 1976, el recordatorio lo hicieron en las calles las organizaciones sociales.
A mediados de 2016, Mauricio Macri sentenció en una entrevista al sitio Buzzfeed: "No sé si los desaparecidos fueron 30 mil o 9 mil, es una discusión en la que no voy a entrar". Durante las horas previas a la convocatoria, los diputados de Cambiemos subieron una foto a las redes sociales en la que se leía: "Nunca más a los negocios de los Derechos Humanos". Para Claudio Avruj, Secretario de Derechos Humanos de la Nación, todavía "no hemos procesado lo que pasó en la dictadura porque la política metió la cola".
Con ese marco político, la gente se movilizó. Cristian fue uno de ellos. También estuvo con su hijo, que jugaba a la pelota en medio de la calle: "Entiendo que para el Gobierno esto es una marcha opositora. Porque militan permanentemente en contra de estas consignas".
Los bombos, las murgas y los cantos entraron al centro por las tres calles (Diagonal Norte y Sur, y Avenida de Mayo) que desembocan en la Casa Rosada. En el medio de la marea humana, se escuchó un "no, apaguen esa bengala urgente", una reprimenda fuerte a un grupo y una reprobación de los que estaban cerca de ellos. "Se llega a quemar una bandera y damos una foto que no queremos tener. Acá hay criaturas y esta es una Plaza de Paz", bajó desde el escenario.
En paz, como todos los 24 de marzo, las Abuelas de Plaza de Mayo y las Madres. Y allí había personas a las que la historia los cruza desde el primer minuto de su vida. Nicolás también fue con su familia. Su esposa y sus dos hijos tenían la consigna grabada en el pecho. Él nació en cautiverio y es hijo de un desaparecido. "Venimos a mantener viva la memoria. A que sepamos que la historia sigue y que todavía falta recuperar 400 nietos más", dijo.
Allí no estuvo solo. Lo rodeaban personas que se unieron a buscar lo mismo. A cerrar una herida que es aún más profunda que la grieta: "Tenemos nuestra marca de caídos y desaparecidos que nos hacen seguir adelante", explicó. Y siguió cantando.
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