En la previa de la votación de la reforma previsional ocurrió una batalla campal en plena Plaza Congreso: de un lado la policía de la Ciudad y del otro, un grupo minúsculo, aunque violento, de manifestantes.
El militante del Partido de los Trabajadores Socialistas Unificado, Sebastián Rodrigo Romero, se convirtió en icono de la pelea al ser registrado infraganti por las cámaras de televisión cuando disparaba contra la policía con un arma de fabricación casera.
Al viralizarse su imagen, el juez federal Sergio Torres ordenó su inmediata detención al atribuirle los delitos de intimidación pública, daño, lesiones, resistencia a la autoridad y perturbación de una sesión del Congreso.
Aunque el imputado no pertenece al Partido Obrero, la organización de izquierda emitió un extenso comunicado en el que defendió a Romero y denunció una “criminalización” de todos los luchadores.
“Sebastián fue uno de los miles de trabajadores que se movilizaron este lunes para repudiar el saqueo jubilatorio pactado con los gobernadores y que rechazaron, con los medios a su alcance, la represión de la Policía de la Ciudad”, expresa el comunicado del partido que tiene como referentes a Jorge Altamira y Néstor Pitrola.
Por último afirmaron rechazar “la criminalización de Sebastián Romero y de todos los luchadores” y exigieron “respuesta por todos y cada uno de los atropellos cometidos por la policía”.