Desde el gabinete económico salieron al cruce de los que cuestionan el nivel de gasto público y déficit fiscal. Reconocen que "a largo plazo" eso es insostenible, pero aclaran que se están cumpliendo las metas.

A su regreso de los Estados Unidos, donde participó de la Reunión Anual de Primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne presentará las metas económicas correspondientes al primer trimestre del año. En ese encuentro con la prensa, el funcionario afirmará que “se sobrecumplieron las metas” previstas para esa parte del año.

En efecto, en el equipo económico anticipan un panorama que se va despejando en materia económica y garantizan un horizonte de crecimiento que “como mínimo” ubican en el 2,8%.

Las explicaciones surgen ante una serie de planteos de prominentes economistas que los últimos días vienen haciendo hincapié en el elevado gasto público y el creciente déficit fiscal. Al respecto desde Hacienda aclararon a DIARIO POPULAR que “el gobierno heredó un gasto muy alto, con un déficit fiscal muy elevado”, y para cuantificar ese crecimiento destacaron que desde la crisis de 2001 al presente el gasto público creció 15 puntos.

Ahora bien, ¿de qué hablamos cuando hablamos de gasto público? Cabe detallar cómo se distribuye hoy el mismo: 5 puntos corresponden a Seguridad Social, 5 a subsidios privados y 5 a la masa salarial. Respecto de este último ítem, el 70% de esa cifra corresponde a las provincias.

Así las cosas y ante el imperativo de bajar gastos que insumen más toma de deuda, lo primero que se puede reducir son los subsidios, pues no puede esperarse que los recortes alcancen a la Seguridad Social o a los salarios. Y en materia de subsidios, está visto que tampoco la reducción puede ser drástica, como se advirtió el año pasado sobre todo con las tarifas del gas. De hecho, quedó para fin de año -léase después de las elecciones- el aumento del boleto de colectivos en el área metropolitana.

“Tenemos claro que hay que bajar el déficit y el gasto público, pero la estrategia sigue previendo hacerlo de manera gradual”, enfatizó una fuente del equipo económico. Para lograrlo, precisó, “la economía tiene que crecer; sin crecimiento es muy difícil”. Con crecimiento se incrementan los recursos tributarios, por citar un ejemplo concreto.

Contrariamente a la sensación imperante y creciente los últimos días, desde el gobierno afirman que “el gasto publico no creció en 2016”, o si lo hizo se limitó a “apenas decimales”. Pasa que la economía cayó, y nunca pasó que no subiera el gasto cuando eso sucede. “Creciendo al 3% o más, el gasto va a caer por primera vez en años”, anticipan.

“Si cumplimos la meta, el gasto público caería”, insistió nuestra fuente, que estimó esa disminución en “casi un punto”.

Hoy el gasto está en 43 puntos del producto. En 1999, antes de la última gran crisis, estaba en alrededor de 30. Pero volvamos al detalle del principio. Los casi 5 puntos de la Seguridad Social se dividen entre un 1% de las provincias y un 3,7 de Nación; mientras que la masa salarial de las provincias tiene 3,3 puntos del total, y un 1,2 de Nación.

Creciendo un 2,8 promedio, que en Hacienda consideran “razonable” y cumpliendo las metas, cosa que vislumbran totalmente probable, el gasto real caerá. La demora en llegar los brotes verdes muestra un “despegue suave” de la economía, pero que alcanzaría según las previsiones para superar incluso las metas de crecimiento. El primer trimestre tuvo un 0,7% y se esperan sendos 1,5 y 1,5% para los trimestres sucesivos. “Con un punto en el último trimestre, estás superando el 3%”, precisa el funcionario consultado, que insiste sin embargo en no rubricar ningún número definitivo.

Con todo, si bien admite que el consumo estuvo fuertemente afectado en los últimos tiempos, alienta expectativas por un crecimiento a partir de los nuevos salarios, lo cual asegura que ya se está viendo. Empero, rechaza la enorme caída que muchos sostienen que hubo el año anterior, y la estima en “menos de 3 puntos”, contrariamente a los 7 del que algunos hablan. “No cierra semejante caída del consumo”, aclara.

Volvemos al gasto público y la insistencia de economistas ortodoxos en enfatizar el incremento del mismo. Tras reiterar la necesidad de ser graduales, la fuente consultada destaca un factor clave que es la inflación: “Si sube, el gasto en Seguridad Social se incrementa; si la inflación baja, ese gasto va a ir bajando paralelamente”, grafica.

“Acá no hay plan A ni plan B, esto es insostenible en el largo plazo”, expresó Miguel Angel Broda la última semana. “Más vale que a largo plazo es insostenible el déficit tan alto; nosotros también lo pensamos”, precisó a DIARIO POPULAR una calificada fuente del Ministerio de Hacienda, que sin embargo retrucó la “falta de plan”. Recuerda que hay que trabajar con precisión quirúrgica para evitar consecuencias sociales y refuta recordando que “algunos de los que hablan, cuando estuvieron en el gobierno no duraron 15 días”.

“Hay que converger a un gasto público razonable. Lo importante es que tenemos un plan”, remarca.

Eje de ese plan para bajar el déficit es el histórico acuerdo de Mendoza suscripto con los gobernadores provinciales para alcanzar una Ley de Responsabilidad Fiscal a partir de la cual se congela el gasto público primario en Nación y las provincias. Eso va a permitir, señala, una baja constante y “converger en un nivel sostenible. Ese es el programa fiscal”.

En dicho acuerdo, suscripto por 21 provincias -faltaron La Pampa, San Luis, y Ciudad de Buenos Aires porque están afuera del Consejo Federal que nuclea a las provincias firmantes- se comprometieron a cumplir metas de gastos primarios por debajo de la inflación hasta 2019, y comenzar a redactar una nueva ley de Responsabilidad Fiscal que comenzaría a regir en 2018. El proyecto debería ser enviado al Parlamento junto con el Presupuesto y sería tratado seguramente después de las elecciones.

Dicho acuerdo no prevé despidos ni rebajas de salarios, pero establece la obligación de no aumentar el gasto corriente. ¿Qué evita que sigan tomando gente para antes de que una ley les ponga un cepo?, es la pregunta, que recibe una respuesta basada en el sentido común: para las provincias es elevado el peso salarial, ya de por sí están viendo de qué manera contener los gastos.

Otra crítica recurrente es el manejo de las tasas que realiza el Banco Central, al punto tal que las críticas hacia Federico Sturzenegger parten desde el seno del propio gobierno. Quienes manejan hoy la economía no son alarmistas sobre el tema. “Las tasas no van a estar altas todo el año”, aclaran, destacando que los porcentajes que marca la autoridad monetaria son apenas a siete días. “¿Qué firmas se endeudan en el mercado interno para invertir? Esa es una suba transitoria”, aclara la fuente, minimizando los inconvenientes. A las PyMEs sí les importa, se le aclara, ante lo cual insiste en que “el Banco Central tiene que tener reglas claras, sino te comés una inflación extra (...) Para mayo las tasas van a estar más bajas”. Y luego insiste en que “hay una fuerte caída en las tasas que paga el país para endeudarse en el exterior”.

Crecer es la premisa, y para lograrlo en primer lugar hay que generar riqueza, se enfatiza. “Crecer es aumentar la productividad”, sostiene el economista, que contrasta el plan actual con el del kirchnerismo basado en el consumo, cosa que considera a la larga insostenible.

Al enumerar los tres pilares del crecimiento detalla: inversión en maquinaria, infraestructura y capital humano. “Hay que sentar las bases para crecer diez años”.

¿Y las inversiones que no llegan? Hoy la inversión está en el mínimo histórico, se admite, producto de “una economía aislada”, producto de lo que se hizo en los últimos años, que “se revierte con certidumbre”. Para eso, considera clave atender el déficit fiscal y alcanzar una inflación baja como hay en el resto del mundo. El plan establece llegar a 2019 con un déficit de 2,2 puntos, y el optimismo se dispara cuando se advierte que “hay mucho para crecer”.

Y atento al dinero que hay en el mundo dispuesto a venir a la Argentina cuando se convenzan de la existencia de un horizonte de previsibilidad, la fuente se anima a sugerir lo que podría suceder “cuando entren 20 o 30 mil millones en inversión”. Esa cifra representa 6 puntos del producto.

Pero claro, “para eso hay que ganar las elecciones”, concluye el funcionario, sabiendo que esa es una batalla que dará la política.

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