El Intendente decidió reducir el número de empleados "en blanco", al tiempo que aumentó los contratados y los cooperativistas. El trabajo precario, en el centro de su gestión.
El intendente de La Plata, Julio Alak, lleva adelante una "salvaje" política contra los trabajadores del Estado municipal que llega al extremo de ser señalado como "negrero" y "explotador laboral" por parte de los empleados.
Cuando el ex ministro de Justicia de Cristina Fernández de Kirchner asumió por cuarta vez como jefe local, el 10 de diciembre de 2023, la municipalidad tenía unos 12.000 empleados, pero para la Noche Buena, y ante un silencio ensordecedor de los gremios municipales, ya habían pasado a ser unos 9.500. Un año después, para la Noche Buena de 2024, los empleados municipales de la capital bonaerense fueron unos 6.000, entre plantas permanentes y transitorias; con el agravante de que cayeron los trabajadores permanentes y aumentaron los transitorios.
Hasta marzo del año pasado había 6.480 empleados, de los cuales 4.000 eran planta permanente y 2.500 transitoria. Pero en abril se invirtió la proporción y, sobre un total de 6.300 empleados, 2.355 eran permanentes y 4000 transitorios; según se consigna en detalle en la Rendición de Cuentas 2024, sancionada la semana pasada con el voto de la mayoría de los bloques, incluido el PRO y los radicales, y el rechazo de LLA. El mundo del revés.
Según el Presupuesto sancionado, en una votación idéntica a la de la Rendición de Cuentas, los empleados proyectados para 2025, seguirían su curso descendente y se ubicarían cerca en los 5.500, y la inercia de los permanentes y transitorios se mantendría, los permanentes romperían la barrera de los 2.000 y los transitorios estarían cerca de los 3.500.
Así, el gasto en personal en 2024 fue de 51.000 millones de pesos y el proyectado para 2025 es $61.321.483.076, es decir un 20 % de aumento, cuando la inflación acumulada durante el año se ubica, según datos oficiales en 117,8 %. Pero por si todo esto fuera poco, lo que comienza a preocupar con fiereza en los observadores, son otros dos movimientos que atentan contra "derechos adquiridos" y erosionan la capacidad de los recursos humanos de la administración municipal.
Mientras caen los empleados "en blanco", aumentan los contratados y los cooperativistas, dos movimientos que, en gestiones pasadas, experimentaron un sentido inverso. El trabajo precario o directamente en "negro" ocupa hoy el centro de la gestión del Estado platense.
De todas formas, un empleado municipal promedio, "en blanco", categoría cuatro, con un régimen horario de 30 horas semanales percibe haberes totales en todo concepto equivalente a 327.000 pesos; mientras que un trabajador de los denominados "cooperativista", que limpia cunetas o corta el pasto, con un régimen horario similar, alcanza haberes totales mensuales de 150.000 pesos.
Así están las cosas en el "Estado presente" de un histórico del peronismo en su cuarto mandato como intendente de la capital bonaerense, Julio César Alak. Desde distintos sectores de la Alianza del gobierno local ya se empezaron a incomodar, pues advierten que la municipalidad de La Plata no necesitará de una eventual reforma libertaria, pues el intendente peronista, surgido en los albores del menemismo, ha avanzado sin pausa en un cambio de la relación entre el Municipio y sus empleados.
Incluso algunos señalan que el mandamás platense está muy influenciado por la subsecretaria de Coordinación en la Jefatura de Gabinete municipal, Alejandra Sturzenegger; hermana de Federico Sturzenegger, el ministro de Desregulación del Estado de Javier Milei.
"El intendente de La Plata, Julio Alak, aplicó Deep Motosierra, incluso aún más que el propio presidente Javier Milei", dijo un colaborador que no quiso romper el anonimato.
Pero la pregunta que se impone es a dónde van a parar los fondos que no se están destinando al personal, pues advierten que la ciudad está llena necesidades elementales, desde la infraestructura vial, está intransitable llena de pozos, hasta los graves problemas de limpieza, mugre y basura por todos lados, y ni que hablar de las necesidades que existen en todos los servicios. Lo único que se observa, por el momento, son "los delirios de grandeza" y "obras faraónicas" que emprende la nueva gestión, en algunos casos con concreciones inciertas, ignorando todas las necesidades cotidianas, visiblemente insatisfechas, de los habitantes.
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