La residencia Los Sauces en El Calafate, la villa turística ubicada a las puertas del Glaciar Perito Moreno, fue el refugio del matrimonio Kirchner al que acudían muchos fines de semana para descansar de las arduas tareas de gobierno. Empero, en ocasiones la mansión santacruceña fue escenario de cónclaves que determinaron decisiones importantes del ex mandatario y de la actual Presidenta para el rumbo de la gestión kirchnerista. Y también fue el lugar donde el ex presidente pasó sus últimas horas junto a su compañera de toda la vida.
El Calafate se encuentra situada a la vera del Lago Argentino, a 315 kilómetros de Río Gallegos. Allí se encuentra la a vivienda de los Kirchner, a cuatro cuadras del centro del pueblo, en medio de un frondoso bosque y rodeada por otras residencias. A la vera del lago, Máximo Kirchner, el hijo mayor del matrimonio, está construyendo una lujosa casa.
El apacible pueblo, por el que circulan turistas extranjeros ávidos por conocer el Parque Nacional Los Glaciares, era buscado por el matrimonio K para escapar de las tensiones que supone gobernar la Argentina. También fue el sitio elegido para diagramar estrategias de gobierno, como en mayo de 2008 cuando juntos intentaron una respuesta al conflicto con el campo por la implementación de las retenciones móviles a las exportaciones.
Perfume de rosas
Desde el 25 de mayo de 2003, Cristina suele viajar sola a la residencia santacruceña. Es que Néstor prefería volar en primer término a la capital provincial adonde solía mantener reuniones con viejos compañeros de gestión para más tarde dirigirse hacia la villa turística para reencontrarse con su esposa.
Dicen quienes conocen la intimidad del matrimonio que Cristina disfruta de los rosales de la mansión de El Calafate, que le resultan terapéuticos frente a los sinsabores que suele generar la tarea de gobierno. Cuando decidían abordar el Tango 01 rumbo al sur, la estadía en tierras santacruceñas se prolongaba hasta bien entrado el lunes o, en ocasión de feriados, hasta el martes de la semana entrante.
El ex presidente, en cambio, disfrutaba de las caminatas matinales por los caminos de ripio lindantes a Los Sauces. Ataviado con jogging y zapatillas, solía rumbear por un sendero que lo comunicaba con la reserva natural Laguna Nímez, un paisaje de ensueño.
Durante sus viajes a tierras santacruceñas, el matrimonio sólo abandonaba la residencia para cenar en algún restaurante. La intimidad que preservaban podía observarse en la celosa custodia presidencial que los rodeaba que era asistida por integrantes de la delegación local de Gendarmería Nacional.
El fuerte operativo de seguridad que los acompañaba en cada incursión al Calafate también pudo percibirse ayer. Minutos después de la muerte del ex presidente Kirchner, un dispositivo de Gendarmería se desplegó en las inmediaciones de la residencia. Varias camionetas de esa fuerza bloquearon los accesos al lugar, donde yacía el cuerpo del ex mandatario.
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