El jefe de Gobierno porteño fue el primer invitado de Alejandro Fantino, quien en la noche del miércoles abrió la séptima temporada de Animales Sueltos.
Además de los varios temas tocados en la charla (su precandidatura a la presidencia, su pacto con Elisa Carrió y la marcha por Nisman, entre otros), Fantino se sorprendió con una revelación que el dirigente del PRO hizo al aire, y que si bien es conocida desde hace años, no deja de sorprender.
A veces el poder cambia, y vos siempre tuviste poder: fuiste presidente de Boca, manejás la ciudad. ¿Cómo vas a resistir el "no cambiar" si te tocara ser presidente y te tuvieras que mudar a la quinta de Olivos, empezás a perder relaciones y a cerrarte, por ejemplo?
A esta altura, creo que yo no voy a cambiar y tengo muy claro, y he trabajado mucho. Y en eso me ha ayudado el psicoanálisis, la contención familiar, lo bien que me llevo con mi mujer, con mis amigos, con mis hijos, el budismo...
¿El budismo?Lo he utilizado tratando de conocer la naturaleza humana y el sentido de la vida. Soy católico pero he leído y he hecho armonización y me ha ayudado muchísimo. Yo empecé en el 2010, (cuando) había mucha más agresión hacia mi persona (por) todo lo que habíamos vivido por el tema de las escuchas. Y yo necesitaba entender qué estaba pasando y la verdad es que me hizo muy bien el proceso de armonización, las leyes de los sonidos: utilizar más partes de la mente para tener más capacidad de dar y recibir. (...) Y reconfirmé una vez más lo mismo: que lo importante son los afectos. Si tengo el honor de ser presidente, es nada, son unos años, y después la vida continuará y lo importante son mi vida y los amigos. Esos afectos. El poder es algo maravilloso si lo utilizás para construir algo bueno para el conjunto de la sociedad, si no, termina siendo algo desgastante y ruin.
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