Ella le mandó un libro como regalo de cumpleaños. El todavía no empezó a leer el ejemplar de “Diario de una temporada en el quinto piso”, de Juan Carlos Torre, quien narra cómo fue vivir desde una oficina del Ministerio de Economía los días de la hiperinflación del gobierno de Raúl Alfonsín. Tal vez porque vino sin dedicatoria.
Como sea, lo cierto es que el silencio entre el presidente y la vicepresidenta parece haberse agigantado en los últimos días. Tanto, que ni siquiera se encontraron para participar juntos de alguno de los actos con los que se homenajeó a Gabriel Boric, el flamante presidente de Chile que eligió venir a la Argentina antes que a ningún otro país vecino.
Oportunidades no faltaron. El primer mandatario chileno llegó el domingo a la Argentina, y esa misma noche cenó en Olivos con Alberto Fernández y buena parte del gabinete. El lunes por la mañana se encontraron ya —más formalmente— en la Casa Rosada donde hicieron la foto de rigor de ambos mandatarios. Pero en ningún momento se habló de la posible presencia de Cristina Fernández de Kirchner.
Las versiones indicaban que la vicepresidenta saludaría al joven presidente de Chile (tiene apenas 36 años) cuando éste fuera al Congreso. Pero tampoco pudo ser. Cristina eligió quedarse en El Calafate y los encargados de recibir y agasajar a Gabriel Boric en el Congreso de la Nación fueron el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y la presidenta provisional del Senado —y esposa del gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora—, Claudia Ledesma Abdala.
Durante el recorrido, al llegar a un sector del Congreso donde hay un busto de Eva Perón (un salón donde se reunieron las primeras senadoras que ingresaron al Congreso en 1952), Boric elogió su figura. “Que en siete años haya logrado remover y cambiar tan profundamente un país es realmente estremecedor”, señaló.
En sus casi tres días de visita, Gabriel Boric compartió muchos momentos con el presidente Alberto Fernández y con buena parte de su gabinete. Pero en ninguna instancia se cruzó con Cristina Fernández de Kirchner. Discreto, nada se mencionó ni cerca del presidente chileno ni dentro de su comitiva sobre la crisis interna que atraviesa el Frente de Todos, y que provocó este desencuentro en el marco de su visita.
Pero no sólo se trató de la ausencia de Cristina Fernández de Kirchner. El martes por la mañana, cuando Boric recorrió junto a Alberto Fernández el Museo Sitio de Memoria Esma, se encontró con buena parte de los representantes de las organizaciones de Derechos Humanos, y con Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Pero ni Hebe de Bonafini ni Estela de Carloto fueron al Museo de la Esma para encontrarse con el presidente de Chile.
“Tengo un profundo agradecimiento a las Abuelas, las Madres y las organizaciones de derechos humanos. Por esto estamos en política y por eso vamos a seguir luchando así que muchas gracias a todos los que hacen que esta memoria siga siendo vital”, aseguró Boric y agradeció el pañuelo blanco que Taty Almeida y Nora Cortiñas (de Madres de Plaza de Mayo -Línea Fundadora) le entregaron al finalizar su recorrido por el lugar.
“Queremos que la memoria cruce todo nuestro territorio y vamos a trabajar la promoción actual de los derechos humanos de manera irrestricta en todo el Continente. Lo hemos conversado con Alberto”, aseguró el presidente chileno.
La sintonía entre Gabriel Boric y Alberto Fernández fue buena. No sólo por los acuerdos bilaterales de cooperación que lograron firmar y por las declaraciones que ambos hicieron, sino también por los detalles de los regalos que se hicieron.
“Este disco me lo regaló Alberto Fernández, el presidente de Argentina. Es el disco Artaud de Pescado Rabioso, de (Luis Alberto) Spinetta, pero tuvo la delicadeza de escribirme a mano las líneas de las canciones que más le hacían sentido a él que creía que me podían servir a mí”, afirmó Boric a través de un video que publicó en su cuenta personal de Instagram. Todo un detalle que contrasta con el libro sin dedicatoria.