
En el Día de los Inocentes el gobierno pareció jugar una broma pesada: decidió relajar las metas de inflación, llevándola del 10 al 15 por ciento para 2018, y el dólar cerró a $ 19,46 -con un alza sólo en diciembre del 10,4%-, una disparada que inevitablemente -según nos ha enseñado la historia económica argentina- se trasladará a precios y pone en alerta a quienes solicitaron préstamos hipotecarios en estos últimos meses.
Ayer por la tarde, el ex secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, no salía de su estupor por la conferencia de prensa dada por el equipo económico y el jefe de Gabinete Marcos Peña que, a su entender, incluyó inexplicablemente al jefe de Banco Central, Federico Sturzenegger.
“Recularon con las metas de inflación, que hace dos años eran inexplicables, pero esa imagen de hoy dañó a Sturzenegger y se vio como un sometimiento del Banco Central al Poder Ejecutivo”, explicó el economista, que tampoco dudó en el efecto inflacionario de la escalada del dólar. “Un dólar por encima de $ 19 va a pegar en la inflación y en los costos de la energía, que luego impacta en los productos de los supermercados por ejemplo”, enfatizó en diálogo con este diario.
El mercado, según su lectura, no reaccionó bien a los anuncios del oficialismo. Ayer se lo vio un tanto incómodo a Sturzenegger que, ante una consulta de una colega hacia Marcos Peña sobre la pérdida de independencia del Central, sólo atinó a decir por lo bajo: “es así, es un marco institucional”.
Lo cierto es que las metas de inflación venían siendo cuestionadas desde 2016 por el ex ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, que no encontró apoyo en el gabinete y terminó siendo expulsado hace justamente un año.
En un contexto de reacomodamiento de precios relativos, como gustan decir en el oficialismo y suba de tarifas, poner un corsé a las expectativas de inflación sonaba inadecuado. Empero un IPC que este año seguramente trepará por encima del 24% -la pauta era del 17%-, exhibiría un nuevo fracaso de la política del Central y por ello el Ejecutivo decidió involucrarse.
En el último mes, el hijo del cavallista Adolfo Sturzenegger mantuvo un par de reuniones en Casa Rosada con el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana y el titular de Hacienda, Nicolás Dujovne, que ayer directamente tildó de “irreales” las metas diagramadas por el funcionario platense.
Ayer se comunicó que el Poder Ejecutivo -y no el Central- ha anunciado metas de inflación para los próximos 3 años: 2018, 15%, 2019, 10% y 2020 un 5%. Se incumpliría, de esta forma, la promesa de llevar el IPC a un dígito al final del mandato de Mauricio Macri.
“Cuando toqueteas el dólar y al mismo tiempo bajás la tasa de interés, como es la intención de hoy, se abre la caja de Pandora. Al primer fogonazo inflacionario por la suba del dólar se le combinarían los efectos de una baja de la tasa”, indicó Nielsen que, no obstante, estimó que el gobierno tiene poder de fuego para controlar la escapada del billete verde.
Con todo, la conferencia de ayer de cuatro altos funcionarios de gobierno intentó dar un marco de solidez a los anuncios.
Es cierto que al gobierno le preocupan las formas: en plena rueda de prensa Marcos Peña, blanqueó que la semana próxima el ministro Guillermo Dietrich anunciará el nuevo cuadro tarifario de los colectivos -el boleto mínimo a partir de febrero costará $ 8.- y trenes de la región metropolitana. Por la tarde, el propio titular de Transporte estuvo una hora y media reunido en una oficina del primer piso de la Casa Rosada con los estrategas de discurso, que lo “coachearon”, para “suavizar” anuncios tan antipáticos.
La incorporación del boleto multimodal, que permitirá combinar viajes en tren y micro en un determinado período de tiempo, buscarán “amortiguar el trago amargo” que implicará un nuevo ajuste de tarifas.