"Temperley me ayudó a tener un futuro y si hoy soy alguien en lo deportivo, se lo debo a Temperley", decía Mariano Biondi, que allá por 2012 era una de las estrellas de los 100 años del Gasolero. Este fin de semana se cumplieron 50 años del debut de la joya máxima de la historia del club, de quién lo llevó por primera vez a Primera y de quien se calzó el buzo de DT para sacarlo del fondo. Se cumplieron 50 años de un hombre que se hizo leyenda, que pasó grito del césped a la inmortalidad del cuadro.
La mesa de ídolos en la historia del Celeste es un gran tablón con nombre de muchísimo peso. Alguno que consiguieron todo, otros que dejaron todo. Pero las cabeceras están reservadas: de un lado está "Pepe", y del otro, Gastón Aguirre. Esas cabeceras suelen alcanzar el bronce tardíamente, cuando ya los familiares los lloran, cuando los nietos preguntan. Pepe recibió los homenajes en vida, se enteró de lo que era para los hinchas. Podrían haber sido tantos homenajes como gambetas nos regaló, sí; pero algunos recibió.
Un 25 de abril, pero de 1970, ese pibe formado en el club saltó al terreno de juego para enfrentarse a Almirante Brown en un partido que terminó 3 a 1 para el Celeste, como un presagio de todo que lo que tendría por delante sería gloria y más. Vendrían 30 goles en 210 duelos, tocar el cielo con las manos y el adiós. A su regreso, volvió para hacer lo que mejor sabía: lo imposible. Sacó al equipo del pozo de la C y confirmó que para ser bronce, siempre es necesario salir del barro.
River elige que la vuelta del fútbol se dé cuando también pueda volver la gente