Con dos goles de Martín Batallini, el equipo de Escalada se impuso 2 a 0 en el Pablo Comelli y alimenta una ilusión que parecía enterrada. Para mantenerse con vida, deberá ganar todo lo que queda y esperar caídas de sus rivales directos.
Talleres de Remedios de Escalada dio un paso enorme en la Fecha 31 de la Primera Nacional. El conjunto dirigido por Jorge Vivaldo derrotó 2 a 0 a Colón de Santa Fe en el estadio Pablo Comelli y encendió una chispa de esperanza en la lucha por la permanencia. La figura de la tarde fue Martín Batallini, autor de los dos tantos que mantienen en pie a un equipo que pelea contra todo pronóstico.
El primer tiempo mostró paridad en el juego, con escasas situaciones claras y mucha tensión en las tribunas. Talleres estaba obligado a ganar para no resignar sus últimas posibilidades, mientras Colón buscaba puntos que le permitieran despegarse de la zona roja. En ese marco, el local apostó por la intensidad y el sacrificio, aunque sin demasiada profundidad.
La historia cambió en el complemento. Apenas transcurridos 12 minutos, Batallini rompió el cero y desató la euforia en Escalada. El delantero aprovechó una jugada rápida en ataque y definió con precisión para poner al Tallarín arriba. El golpe anímico fue inmediato: cuatro minutos más tarde, el propio Batallini volvió a aparecer para estirar la diferencia y darle al partido un giro decisivo.
Con el 2 a 0, Talleres se aferró a la victoria y defendió con uñas y dientes lo conseguido. Colón intentó reaccionar, pero le faltó claridad en los metros finales. El local incluso terminó con la tarjeta amarilla de Maximiliano Rodríguez, en una muestra de la entrega que sostuvo hasta el pitazo final.
El triunfo dejó al equipo de Vivaldo con 20 puntos, en el penúltimo puesto, superando apenas a Defensores Unidos. Para evitar el descenso directo, Talleres necesita alcanzar los 29 puntos, lo que implica ganar los tres encuentros que le restan —frente a Mitre, Chaco For Ever y Almirante Brown— y aguardar que CADU y Colón pierdan terreno. Una ecuación complicada, casi utópica, pero que mantiene vivo el sueño de la salvación.
La situación no deja de ser crítica: el margen de error es inexistente y las chances dependen tanto de los resultados propios como de los ajenos. Sin embargo, el envión anímico que significó el triunfo ante el Sabalero le dio un aire de ilusión a un plantel que parecía resignado.
Talleres había llegado a este compromiso después de caer con Temperley y sabiendo que no podía dejar más puntos en el camino. Ahora encara una recta final en la que solo la perfección le dará alguna posibilidad. La hinchada lo sabe y lo acompaña con fervor, consciente de que cada partido puede ser el último en la categoría.
El camino hacia el milagro está claro: nueve puntos en juego, nueve puntos necesarios. El Tallarín arrancó con el pie derecho y sueña con que la historia le devuelva un guiño. El próximo desafío será el domingo, desde las 15.30, nuevamente en el estadio Pablo Comelli, bajo el arbitraje de Gonzalo Pereira. Allí comenzará a escribirse el segundo capítulo de esta lucha por la permanencia.
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