Daniela Ameri estuvo desaparecida y, un mes después, se animó a hablar y contó lo que le ocurrió aquella noche en un local al que fue a comprar cerveza

Una mujer de 32 años, que estuvo desaparecida un día entero el mes pasado, relató el calvario que vivió durante las horas en las que estuvo a merced de un grupo de violadores, que la drogaron cuando fue a comprar una cerveza en un comercio de Berazategui.

El 5 de abril, Daniela Ameri se encontraba en su casa de Villa España. Había cenado con su hijo y su pareja de dos meses y, en un momento, se quedaron sin cerveza y la joven se fue a comprar una a un local conocido como el Garage.

En ese lugar, ubicado frente a una terminal de colectivos, pidió pasar al baño. Cuando salió, la invitaron a sentarse, a fumar un cigarrillo y tomar algo. Ella accedió, bebió un trago y a los pocos minutos comenzó a marearse.

“No veía, escuchaba que se me acercaban a hablar pero no veía. Un tipo canoso me dice ‘te vamos a llevar a pasear’. Me acuerdo que me caí arriba de un auto azul, estaba en una casa, había varios hombres, me acuerdo de paredes verdes, de estar en una cama y que entraban de a dos. Me decían ‘¿te gusta puta?’”, relató Ameri.

Cuando la joven recobró el conocimiento, aún seguía mareada. “Me desperté sólo con mi remera. Encontré mi calza y las zapatillas, no estaba mi bombacha ni una de mis medias. Estaba sola. Salí corriendo por un pasillo hasta el frente de la casa pidiendo que me llevaran a ver a mi hijo. Había un cuarto adelante. Escuché voces de hombres que me decían que entre a tomar una cerveza y yo me puse a llorar”, contó y, luego, describió: “Salió uno, me subieron a una moto y me preguntó donde vivía. Me dejó a la vuelta de mi casa, corrí hasta la puerta y una vecina me vio y apareció el patrullero. No podía dejar de vomitar lo que no tenía en el estómago”.

Lo que siguió también fue parte de una verdadera historia de terror. “Me llevaron a hacer el peritaje donde el supuesto médico me trató muy mal. No había luz. Me sacó fotos de mis genitales y me las mostró (hasta ese momento no había caído de la violación y ver eso me marcó de por vida). Me dieron la medicación porque mi hermana insistió en que me llevaran al hospital. No me revisó ningún ginecólogo a pesar de que me moría de dolor y todavía lo tengo”, reveló la víctima.

Finalmente, Ameri confesó su temor porque los abusadores conocen dónde queda su casa. “Tengo miedo porque estoy sola con mi nene todo el día. Tengo miedo porque sé que no va a pasar nada. Tengo miedo porque le puede pasar a otra. Las primeras semanas no podía salir por los ataques de pánico. Ahora estoy medicada. No pude llorar todavía. No puedo”, concluyó.

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