Pedro Valentín Ayala, de 49 años, le aplicó nueve puñaladas en el pecho a Carina Andrea Flores, de 44 años, tras una violenta discusión. Luego desapareció, y su cuerpo apareció en las vías, tras ser embestido por una formación.
El sospechoso de un brutal femicidio ocurrido en Berazategui durante el último fin de semana se quitó la vida al arrojarse debajo de una formación de la Línea San Martín (LSM), en tanto el sujeto, que estaba prófugo de la Justicia, le había dicho a su propio hijo que no lo iba a ver por un tiempo y que iba a cambiar el chip del celular, mientras que se termina de cerrar la hipótesis de los investigadores, quienes indicaban que era el autor material y que había planificado el crimen con tiempo.
Se trata de un lamentable caso que tuvo como verdadera víctima a Carina Andrea Flores (44), una berazateguense que murió asesinada de nueve puñaladas en el pecho tras una violenta discusión con quien era su marido. El asesino, Pedro Valentín Ayala (49), panadero de un comercio del mismo distrito, se borró del mapa. También se llevó el arma empleada y el celular de ella, motivo por el cual fue apuntado desde un primer momento.
No hubo más noticias de su paradero y las fuerzas policiales comenzaron a buscarlo por todos lados para poder obtener su testimonio. Esto surgió a raíz de que su hijo indicó que su padre le avisó de su fuga y su cambio de número de teléfono. Pero todo cambió en las últimas horas, cuando se conoció que un hombre se tiró al paso de un tren que había salido de la estación El Palomar rumbo a Pilar, en jurisdicción de la Comisaría Sexta de Morón.
Al llegar los peritos y trasladar lo que quedó de su cuerpo a la morgue judicial, tomaron sus huellas dactilares y confirmaron que se trataba de él. Estuvo prófugo desde el sábado y la fiscal Gabriela Mateos de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 3 de Berazategui había ordenado el relevo de las filmaciones de monitoreo cuanto antes para encontrarlo. Lamentablemente, este tomó la drástica decisión de suicidarse y no pudieron juzgarlo en un tribunal, para darle la respectiva y correspondiente sanción, además de justicia para los familiares de la víctima.
El crimen lo cometió en una vivienda situada en la calle 112 al 1200, en el lado oeste del distrito. Ambos estaban próximos a separarse, pero estaban esperando el cumpleaños de una de sus hijas para hacerlo. A Flores la encontró su propia madre, que vivía en la planta baja. Según lo que dijo la mujer, escuchó una fuerte discusión entre ambos, aunque le restó importancia porque era algo muy normal.
“Tenían una relación tóxica. Desde hace tiempo la venía maltratando. En un momento amenazó a una de las hijas mayores de que la iba a matar a ella y a su madre”, confesó una amiga de la víctima. El femicida había sido denunciado por abuso sexual y la causa estaba en curso, aunque seguían conviviendo.
Los problemas surgían "por culpa del alcoholismo de Ayala y la violencia empleada con toda la familia". Los investigadores entendieron que planificó el asesinato con tiempo, debido a que había renunciado a su trabajo en la semana previa, lo cual levantó ciertas sospechas entre sus allegados.