El último octubre tomaron trascendencia pública varios casos de celebridades que acosaron sexualmente a colegas. En Hollywood, el actor Kevin Spacey y el director Harvey Weinstein fueron la punta de un ovillo que empezó a desanudarse.
Tras afirmar que sufrían de una adicción al sexo, la estrella de House of Cards y el productor de Pulp Fiction decidieron internarse en una exclusiva clínica de rehabilitación ubicada en el desierto de Arizona.
El Manual de diagnósticos y estadísticas de los trastornos mentales (DSM, según sus siglas en inglés) es el lugar donde se clasifican y agrupan todas las patologías que la comunidad científica reconoce como trastornos.
Si bien desde principios de los ochenta se habla de la adicción al sexo, recién en la quinta edición del DSM, publicada en 2013, se la reconoció como una patología que puede ser diagnosticada y tratada.
Propiamente dicho, este trastorno se refiere a un conjunto de prácticas repetidas y de carácter compulsivo que tienen como fin satisfacer sus crecientes deseos de índole sexual.
Al igual que ocurre con otras adicciones como puede ser al alcohol o las drogas, quienes la sufren se sienten incapaces en sus esfuerzos para poder controlarlas. Es por esto que en los últimos años proliferaron los centros que ofrecen distintos tipos tratamientos para solucionarlo.