
En el presente, muchos embarazos culminan con una cesárea, pero debemos admitir que existe un aumento injustificado de operaciones cesáreas. Esta forma de terminación de partos con complicaciones que implican riesgo de vida para madres e hijos, constituye un progreso indiscutible de la medicina.
Sin embargo, la comunidad debe ser informada de que se trata de un procedimiento de cirugía mayor, no exento de riesgos y que, por lo tanto, no se trata de la alternativa al parto vaginal, afirman los especialistas.
Existen notables progresos en el manejo farmacológico y no farmacológico del dolor, información a la cual deben acceder las mujeres embarazadas.
Hay mecanismos para aliviar el dolor y el parto natural debería ser de elección ante la ausencia de una indicación médica que sugiera lo contrario.
De hecho, observó el Dr. Miguel Larguía (MN 27.440), médico Neonatólogo, ex Jefe de la División de Neonatología del Hospital Materno Infantil "Ramón Sardá" que, entre otras cosas: "En ocasiones la programación de la cesárea interrumpe la gestación dos o tres semanas antes de término (en la semana 36 ó 38 en lugar de la 39 ó 40). Lejos de representar un beneficio, acarrea todos los perjuicios de un nacimiento de una persona aún inmadura en su gestación".
La elección de cesárea conlleva la falsa creencia de que se evitan potenciales complicaciones que tiene el parto natural, cuando en realidad se somete a la madre a una cirugía innecesaria, que encierra otros riesgos.
Tal como recordó el Dr. Larguía, la Organización Mundial de la Salud, (OMS), sugiere que los nacimientos que se realizan por cesáreas no deberían superar el 16 por ciento. "El parto por cesárea interfiere además con el concepto de la denominada 'hora sagrada', ya que dificulta el encuentro inicial piel a piel del niño con la madre".
Un dato relevante indica que en las últimas décadas, han bajado mucho las tasas de mortalidad infantil a nivel mundial. Sin embargo, no lo han hecho al mismo ritmo las tasas de mortalidad neonatal, por lo que todavía hay mucho por hacer a este respecto.
En Argentina, según lo reconoció el propio Dr. Larguía, estamos mucho mejor con relación a otros países, pero igualmente la realidad es preocupante: "El 60% de la mortalidad infantil antes del primer año de vida en nuestro país sucede durante el primer mes (mortalidad neonatal). De ese grupo, el 80% pierde la vida en la primera semana, en muchos de los casos por prematurez".
Maternidades Seguras y Centradas en la Familia (MSCF), es un modelo que busca promover la atención humanizada y los derechos de la madre y del niño, además de colaborar en la reducción de la morbi-mortalidad materna y neonatal.
Propone una mayor inclusión de la familia en el nacimiento de un hijo y el fortalecimiento del vínculo entre los padres y los recién nacidos. "Difundir entre los centros de salud los beneficios que representa este nuevo paradigma de cuidado neonatal es importante para que cada vez más instituciones adhieran, y para promover una mayor humanización de la salud", concluyó el Dr. Larguía, quien además es presidente de Funlarguía, Fundación Neonatológica A. Miguel Larguía y académico de número sitial número dos de la Academia Nacional de Medicina.
Por otra parte la iniciativa "Hospital Amigo de la Madre y el Niño", tuvo al Hospital Sardá como el primer centro acreditado en la Argentina, mientras que en la actualidad ya hay cerca de 60 hospitales con esa distinción.