Doctor, usted dijo en su columna de la semana pasada que el llamado “estado de flow” nos hace más feli­ces. ¿Qué otras actividades generan felicidad?

Muchas gracias, Silvia, por tu interés en este espacio. La felicidad es un tema que ha sido estudiado por las neurociencias. Se han realizado diversas investigaciones que evalúan qué factores nos ayudan a ser más felices. Así, la llamada teoría del bienestar considera que, además del estado de flow, la búsqueda de experiencias vinculadas con las emociones placenteras y el desarrollo de habilidades para multiplicarlas contribuye a nuestro bienestar. Los logros que alcancemos para nuestra realización personal nos ayudan a sentirnos bien.También esta teoría plantea que llevar adelante una vida “significativa”, mediante una tarea que resulte valiosa para los demás, como por ejemplo ayudar a un vecino o a un compañero de trabajo en el día a día, es importante. Se trata de encontrar un sentido de vida más allá de uno mismo. Se ha demostrado que las conductas solidarias y de ayuda al prójimo no solo son positivas para toda la comunidad, sino que redundan en un mayor bienestar del que ofrece su ayuda. Diversas investigaciones han profundizado en el análisis del voluntariado y su impacto en las personas que realizan esta tarea. Una de las conclusiones a las que han arribado es que este tipo de conductas altruistas redunda en una buena salud mental y física. Los vínculos sociales marcan la diferencia entre la felicidad individual y el bienestar compartido con otras personas.

Julio:

¿Qué puede hacerse para bajar la ansiedad?

Te agradezco, Julio, por la pregunta.Sabemos que tener un sentido o propósito significativo en la vida o tener un sistema de creencias morales bien definido nos ayuda a superar y recuperarnos de las situaciones estresantes o traumáticas. Las creencias y prácticas de carácter religioso o espiritual también actúan de esta manera. Asimismo, mantener lazos sociales y cultivar vínculos afectivos que nos otorgan un sentido de pertenencia nos protegen contra el estrés. Por ejemplo, se demostró que quienes atraviesan una situación amenazante presentan menor actividad en las áreas cerebrales asociadas con el procesamiento del peligro cuando sus seres queridos les tomaban la mano. También hacer ejercicio físico con frecuencia baja los niveles de depresión, ansiedad e ira.Y realizar actividades que nos generen estado de flow, como mencioné en mi columna del domingo anterior, nos ayuda. Una de ellas, por ejemplo, es escuchar música. Se ha estudiado que la música nos ayuda a combatir la ansiedad porque activa las áreas cerebrales del placer y de los sistemas de recompensa.

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