Salud
Entre sus ventajas se destacan que evita la cirugía, simula el proceso de pérdida de embarazo, puede ser controlado por la mujer y puede ser realizado en el domicilio. Entre sus desventajas se encuentra la posibilidad de hemorragias y calambres.
El debate sobre el aborto es amplio y diverge en cada sociedad. Sin embargo, las opciones cada vez son más variadas y el misoprostol es una alternativa difundida a nivel mundial para evitar las intervenciones quirúrgicas y reducir los riesgos para las mujeres embarazadas que desean o necesitan interrumpir la gestación.
Aunque en los últimos años su capacidad para interrumpir gestaciones catapultó su notoriedad, esta droga es el principio activo de un medicamento que se utiliza como protector gástrico, para la prevención de úlceras, en especial en pacientes que deben consumir antiinflamatorios por lapsos prolongados. Sin embargo, no debe ser suministrado durante el embarazo porque uno de sus efectos adversos es que provoca contracciones uterinas que pueden expulsar el embrión o feto.
Siempre bajo supervisión médica, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda su uso en su Manual de Práctica Clínica Para un Aborto Seguro. Entre sus ventajas, se destacan: evita la cirugía, simula el proceso de pérdida de embarazo, puede ser controlado por la mujer y puede ser realizado en domicilio.
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Entre sus desventajas se encuentran la posibilidad de hemorragia y calambres, el tiempo que puede llevar consumar el aborto –horas y hasta días-, y que incluso puede no dar resultado o producir un resultado parcial (su tasa de éxito es del 80%).
Según la OMS, el método recomendado para el aborto médico es la mifepristona seguida de misoprostol: para embarazos con una edad gestacional de 9 semanas (63 días) como máximo.
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