El 9 de Boca venía con la pólvora mojada. Para colmo, en la fecha anterior había malogrado dos situaciones insólitas poniéndolo en el ojo de la tormenta. Dos señoras le obsequiaron un trébol de cuatro hojas y así rompió la mala racha, convirtiendo tres goles.

Y la historia es conocida. Darío Benedetto se destapó, anotó tres tantos y brindó una asistencia de lujo en el restante, convertido por Ricardo Centurión, para guiar a Boca a una gran goleada ante Quilmes en la Bombonera. El jugador se habría guardado un trébol particular en su botín. "Fui el miércoles pasado al entrenamiento después de que erró dos goles hechos, para cortar el maleficio", reveló Susana Troilo, la mujer que le regaló el trébol a Benedetto, a Radio 10. Y además contó algo que los hinchas xeneizes esperan que sea un presagio: "A (Martín) Palermo le di uno de cuatro y otro de cinco".

¿Quién no ha llevado alguna vez un trébol de cuatro hojas en un libro o en la billetera, para atraer a la suerte? Aunque nadie pudo nunca saber el motivo de esa creencia, los resultados a favor de la suerte fueron los que le valieron la fama. La tradición cabalística es la que ejerció mayor influencia sobre la creencia que asegura que el trébol de cuatro hojas trae suerte, debido a que el número cuatro simbólicamente representa el cuadrado y en consecuencia la cruz de cuatro brazos y la resurrección. El nombre de Dios consta de cuatro letras en todos los pueblos del mundo.

Los druidas, sacerdotes celtas muy anteriores al cristianismo, ya consideraban al trébol de cuatro hojas como una planta mágica, porque según afirmaban, dotaba a sus poseedores de una vista sobrenatural que les permitía ver a los seres malignos de su entorno y, por lo tanto, los ayudaba a defenderse de sus posibles ataques. Los romanos también buscaron, siglos después, esta humilde planta afanosamente, ya que la consideraban símbolo de la riqueza y prosperidad. Quien encontraba un trébol de cuatro hojas podía estar seguro de hallar, alguna vez, un tesoro y por eso jamás se desprendía del valioso vegetal.

También suponían que los tréboles atraían lluvias y protegían a los sembrados de las plagas y por ello en la antigua Roma la estación de las cosechas, el verano, se representaba con el dibujo de un trébol. Se supone que este culto al trébol, sea de tres o de cuatro hojas, se remonta a los primeros agricultores, ya que esta planta posee la cualidad de anunciar la llegada de una tormenta cuando yerguen sus hojas. Médicos aborígenes de diversas culturas utilizaban tréboles machacados en algunas de sus fórmulas, ya que el mismo posee virtudes estimulantes, anti inflamatorias y coagulantes.

La más fantástica de todas las leyendas es la que se le atribuye a Collin de Plancy, alquimista de mediados del siglo XIX, que aseguraba que si la primera noche de Luna Nueva se encontraba debajo de un árbol frondoso un trébol rociado por agua de lluvia, el afortunado tendría fortuna en los juegos de azar. Verdad o leyenda, lo cierto es que hoy en día los jóvenes europeos continúan recolectando tréboles durante la mañana de San Juan para tener suerte en el amor y en el azar.

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