En un predio cercano a la estación de trenes Sarandí de la Línea Roca, los lugareños con más bajos recursos recurren al trueque, una tendencia que vuelve a surgir después de dos décadas.
El trueque, que es el intercambio de bienes materiales o de servicios por otros, se diferencia de la compraventa habitual en tanto que no intermedia el dinero como representante del valor en la transacción.
Esta vez, resurge en momentos de crisis en Avellaneda aunque la modalidad ya estaba desde 2014, esta vez volvió bajo el nombre de Manteros Nuevos de Sarandì, bajo la organización de Daiana y Berta.
Los miércoles y viernes por la tarde, hay más de 200 familias con distintas necesidades y distintas situaciones de vida se ubican en la parte posterior del parque cercano a la estación Sarandí, siendo distintos a los manteros que se agrupan a la mañana con frente a la avenida Mitre.
Las mujeres del grupo, dicen que "no juzguen como lo han hecho porque ocupamos un espacio público, piensen que cada uno de los que están tienen hijos que son los que alimentan gracias al trueque". Y una de ellas adelantó, que "se acerca el día del niño y estamos juntando juguetes usados, golosinas, cacao, de todo, para darle a los hijos de las familias de nuestro trueque, que va de 13 a 17, dos veces por semana. Son más de 300 los miércoles y unas 200 los viernes".
Si bien muchos de los que comparten esa tardes eran muy chicos en los años de furor del trueque, es más, algunos jóvenes no habían nacido, para Daiana que es de Wilde y Berta, que viene de Villa Domínico, la forma de comercializar está más que clara. "Para dejarnos trabajar piden gente que sea sólo de Avellaneda, pero vienen de otros lados, la situación es esa. Las familias ofrecen sus productos, ropa y se cambia por alimentos. Es lo que más se ve entre los manteros", cuenta Daiana, de 26 años.
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Las organizadoras ya comenzaron una colecta de mercaderías con ayuda de comerciantes de la zona dispuestos a dar una mano, venden los números para un sorteo y con el producido comprar alimentos y útiles.
También, piden juguetes usados en buen estado o reparables, libros, todo para agasajar a los chicos de las familias del trueque. La solidaridad siempre está, pese a la crisis. la fiesta, será el viernes 23 de agosto en el sector posterior de la plazoleta de la estación Sarandí.