Difícil momento atraviesa el Centro Cultural Justo Lynch
La entidad de Bragado y Polonia reparó el edificio tras la quiebra de una empresa, pero nunca logró ser propietaria. Hace más de un año que venció el contrato de alquiler y perdió la ayuda de entes culturales.
Un tiempo de incertidumbre atraviesa el Centro Cultural Justo Lynch de Wilde, dado que establecido hace años en la esquina de Polonia y Bragado tras alquilar un edificio que estuvo tres lustros cerrado por quiebra de una firma, pero que se reparó a nuevo, se venció el contrato, no hay representante legal de herederos, entonces no se sabe que ocurrirá en el futuro inmediato.
Mónica Lynch -hija de Justo y actual secretaria de la entidad que preside Daniela Fortunato- explicó que " teníamos un contrato de locación que se venció hace más de un año, en un momento hubo un expediente de expropiación, pero los papeles no estaban en regla. El edificio estaba a nombre del mayor accionista de la empresa Monllor y estuvo 15 años cerrado. Estaba destruido y en siete años lo refaccionamos. Todo el barrio nos apoya para que sigamos acá, pero no somos los propietarios y no sabemos si hay alguien que pueda reclamarlo".
La directiva, que además como toda su familia es una mujer de la cultura regional, precisó que "como todo quedó en el aire, después de terminar el contrato perdimos accesos a subsidios del Fondo Nacional de las Artes y del Instituto Nacional de Teatro por no tener un respaldo físico, o comodato. No recibimos aportes hace más de dos años, todo se,maneja a pulmón con cuotas social, talleres y espectáculos, la situación no es tranquila".
Al tiempo que Lynch destacó el subsidio entregado por el diputado Hernán Doval hace unos días, y las gestiones para ver si se pide una expropiación, puntualizó que "todo el barrio quiere que el centro siga acá, estamos a una cuadra donde vivía mi papá Justo Lynch, y del jardín de infantes que lleva su nombre votado así por los vecinos".
Según se pudo saber, el predio de Polonia y Bragado -donde está el Teatro de los Sueños, todo un símbolo en la zona- está embargado por la actividad anterior y el valor de la deuda supera al del edificio. "Es un problema complejo, necesitamos una solución oficial y legal, no somos okupas", dijo Mónica Lynch, secretaria de la entidad.