La niña, de 4 años y vecina de El Jagüel, sufre desde su nacimiento una miocardiopatía restrictiva, pero desde mediados del año pasado su estado de salud se agravó, siendo el trasplante la única alternativa para que pueda seguir viviendo.

Samira Godano, una niña de apenas 4 años y vecina de El Jagüel, lucha por su vida. A la espera de la donación de un corazón para ser trasplantada, se encuentra internada en la Fundación Favaloro, donde hace siete días fue operada para colocarle dos corazones artificiales.

La intervención fue exitosa, pero una bacteria complica su recuperación, por lo que permanece en coma farmacológico. “Es una nena feliz y con muchas ganas de vivir, tenemos mucha fe en que va a salir adelante”, expresó esperanzada Liliana Sandoval, su mamá, en diálogo con este medio.

Sami, como le dicen todos, lidera la lista de espera de trasplantes, aunque ahora habrá que esperar que se recupere. Pero todos saben que esta es una situación provisoria y por eso no bajan los brazos en la búsqueda de un donante.

Sus familiares y amigos lanzaron la campaña #UnCorazonaParaSamira, con la que buscan concientizar a la población sobre la donación de órganos para salvar vidas. Con tal fin, el 25 de este mes volverán a movilizarse a Plaza de Mayo.

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Liliana recordó que a la más pequeña de sus cuatro hijos, le habían detectado una miocardiopatía restrictiva al nacer. Su patología fue tratada con medicamentos hasta que el 5 de mayo pasado manifestara un profundo malestar en el jardín de infantes.

Las “trabas” impuestas por la Obra Social Elevar, del gremio de Pasteleros, no sólo demoraron su tratamiento y terminó por agravar su estado de salud, siendo el trasplante la única opción de sobrevida, según denunció su madre.

El 27 de enero pasado, Sami sufrió una nueva descompensación, lo que determinó su operación para colocarle los dos corazones artificiales, a la espera de la aparición de un donante.

Comunidad movilizada

La mamá de Samira agradeció los mensajes y oraciones que la gente hace llegar al perfil de Facebook #UnCorazonParaSamira y confía en que ayudarán a que su pequeña salga adelante. Sin embargo, ruega a todos tomar conciencia sobre la donación de órganos. “Los órganos no van al cielo y aquí pueden salvar una vida”, subrayó.

De manera especial, menciona a los médicos de la Fundación Favaloro, al intendente de Esteban Echeverría Fernando Gray y a la comunidad educativa del Colegio Nuestra Señora de Monte Grande. Ambas instituciones colaboraron con la refacción de la habitación de su hija. También cuenta con el apoyo de Agapao Argentina, una asociación que apadrina niños y familias que se encuentran a la espera de la donación de órganos.

“Sami evoluciona muy de a poco. Nos emociona la fuerzas que está poniendo, en definitiva es ella la que esta luchando a cada segundo”, contó su mamá, quien todos los días va a la clínica para hablarle, cantarle, contarle cuentos y acariciarla.

Liliana está enfocada en la recuperación de su hija pero no descarta iniciar acciones contra la obra social Elevar. “Nos trataron muy mal y no queremos que vuelva a pasar”, advirtió.

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