El lunes por la noche, los militantes ecologistas formaron con letras de color amarillo recortadas previamente un mensaje para tomar conciencia sobre el cambio climático al costado de la figura del Colibrí, uno de los geoglifos más representativos de las Líneas de Nazca, que por su tamaño sólo se puede apreciar desde el aire.
El mensaje decía "Time for change! The future is renewable" (¡Tiempo para el cambio! El futuro es renovable) y estaba dirigido a los 10.300 participantes de 195 países que se encuentran reunidos en Lima con motivo de la vigésima cumbre de Naciones Unidas sobre el cambio climático (COP20).
La fiscal Velia Begazo recorrió la zona luego de una denuncia presentada por el Ministerio de Cultura peruano y afirmó que "se detectaron daños irreparables, en un área de 1.600 metros cuadrados", en la zona declarada patrimonio cultural de la humanidad.
Ante las repercusiones del caso y el repudio generalizado, Greenpeace emitió un comunicado para disculparse: "Comprendemos completamente que esto se ve mal. Dimos la impresión de ser descuidados e insensibles". Y agregó que el director general de Greenpeace, Kumi Naidoo, viajará a Lima esta semana para ofrecer disculpas en persona.
Sin embargo, desde el gobierno peruano rechazaron las disculpas con un mensaje contundente del viceministro de Cultura, Luis Jaime Castillo: "No hemos aceptado las disculpas. Ellos no aceptan el daño ocasionado". Y dijo que les pedirá a los fiscales que interpongan cargos por "atentado contra monumentos arqueológicos", un delito que se castiga hasta con seis años de cárcel.
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