Dice que La Leona es diferente por el contenido y la forma de trabajar (estaba íntegramente filmada antes del estreno).

Actor dúctil si los hay, Juan Gil Navarro, se destaca por su personaje en La Leona, enfrentando a Pablo Echarri (Franco Uribe) por una mujer: Nancy Dupláa (María Leone). Comprometido con su propio trabajo y con el de sus colegas, él dice identificarse con la forma de transitar la profesión de los actores de la vieja guardia. Y se enoja y se sorprende de cómo ha dañado su imagen el hecho que se lo vincule a una expresión política determinada.

"Siempre supe que encarar La Leona era un proyecto diferente. La verdad es que lo es, es una forma distinta de laburar. Arrancamos con treinta y cuatro libros escritos, salimos al aire en verano con toda la tira realizada", dice respecto a la novela generada por El Árbol, la productora de Martín Seefeld y el propio Echarri, que se terminó de grabar el año pasado.

"Definitivamente fue una forma distinta de trabajar y estuvo buenísimo", sostiene el hombre maltratado en la ficción, como Gabriel Miller, por su inescrupuloso padre, recreado en la piel del gran Miguel Angel Solá. Que la historia de la novela de las 22.45 de Telefé se centre en un conflicto social, fue el detonante para que Gil Navarro decidiera ser partícipe.

La trama basada en una fábrica textil a punto de quebrar en la que la encarnación de Dupláa desempeña un rol fundamental defendiendo los derechos de los empleados de esa industria propiedad de la familia Miller, la cual él integra, lo entusiasmó enseguida. "Básicamente estoy contento con el producto", elogia.

"Que se focalice en una temática social es la característica de Echarri y de Telefé también. Una cosa no hubiera sido posible sin la otra. Se juntaron dos voluntades a la hora de contar algo claramente de tono social", comenta este intérprete en medio de la presentación del VI Festival Shakespeare Buenos Aires.

Y de inmediato agrega con lógica. "No descubrimos la pólvora tratando temas sociales en una novela. Los brasileños también lo hacen, los mexicanos también, los colombianos lo hacen. Está buenísimo poder hablar de eso acá. Lo que pasa es que está todo tan politizado en el mal sentido que pareciera que tener una opinión política es tremendo. No hay nada más político que Shakespeare en opinión. Estamos hablando de determinadas cuestiones del ser humano. Si no se puede hablar de eso no se puede hablar de nada", se queja.

LEA MÁS:

      Embed

Juan Gil Navarro siente que la postura de buena parte de su colegas mostrándose a favor del gobierno anterior no les favoreció, hecho que dice no sucede en otras latitudes. Atónito asegura que sin haberse expresado nunca en adhesión a un mandatario determinado, se lo juzgó a él también. "Vincularse políticamente sí nos perjudicó a los actores. A unos y otros", señala, con dureza.

"Veo actores de otros países involucrarse en la política y no salen lo dañados que salen acá. Porque acá pareciera que uno se está exponiendo con tal o con cual para obtener algún tipo de beneficio. Supongo que habrá actores que lo hacen pero conozco muchos otros que no. De repente uno ve afuera a tipos que apoyan determinadas cuestiones sociales o campañas o que están en contra de guerras y eso no perjudica su trabajo. Hay actores ultra conocidos que han salido a apoyar a Obama y después han dicho: 'Yo no estoy de acuerdo con esta medida'. Y eso no los hacía conspiracioncitas ni gorilas ni nada. Vos tenés discusiones con tu mamá y es tu mamá, ¿cómo uno no va a tener una discusión con una administración de turno? Hay cosas que apoyar y otras que no apoyás. No podes apoyar todo", se expresa quien sufrió en carne propia los avatares de la dichosa grieta cuando antes del comienzo de La Leona grupos antikirchneristas promovían un boicot a la tira que protagoniza.

Por fortuna, esa convocatoria nacida en las redes sociales, no surtió efecto. "Lo de La Leona también. ¿Cómo van a hacer un boicot? Boicot hay que hacerle a la carne para que baje. Boicot hay que hacer cuando ponen los tomates a un precio que la señora de la esquina no los puede comprar. No a un producto televisivo en el que muchas familias viven de él", certifica este artista que se destacó en Vecinos en Guerra, La Dueña, Graduados y Perfidia entre tantos envíos de televisión.

LEA MÁS:

      Embed

En lo personal, Gil Navarro, se sintió expuesto por una supuesta relación de apoyo político a la gestión de Cristina, que nunca existió. "Yo trabajé en un par de cosas de TDA (Televisión Digital Abierta) que fueron subvencionadas por el INCAA y aparecí en un diario importante en una lista en tercer lugar diciendo que yo había cobrado subsidio. Yo jamás cobré un subsidio", se enfurece.

"A mi me llamaron como actor. Te puedo asegurar que lo que cobré en ese tipo de cosas es mucho menor de lo que me puede pagar cualquier privado. En una de las oportunidades había hecho un cameo donde atendía un teléfono para una actriz amiga mía, Isabel Macedo, en un capítulo de Fronteras", aclara entre justos reclamos.

"Y después me acusan a mí de afanar al Estado cuando además nunca jamás estuve en ningún acto político. No del gobierno pasado, en ningún acto de ningún gobierno. En veinte años de trabajo lo pueden ver. Yo sí puedo decir que resisto cualquier archivo de verdad. Estar en una lista y ser sospechoso de haber estafado al Estado es algo que me hace decir: 'Basta hagan una tarea periodística de investigación seria'. Hubo cosas que apoyé y muchas que no", precisa.

"Gustavo Cordera, el cantante de La Bersuit Vergarabat salió a decir en un programa; '70 veces en un año soy kirchnerista y 70 veces soy Gorila'. ¿Por qué? Porque hay cosas que me gustaban y otras que no. Me parece que lo que no ocurre todavía es la posibilidad de buscar una salida donde haya cosas que puedas apoyar y otras que puedas levantar la mano para decir. 'Esto está mal'. No hay que apoyar al 100% todo".

      Embed