Nacida en Barracas, está al frente del Instituto Nacional de la Mujeres (INAM), un organismo que busca ayudar en aspectos como la igualdad de género, discriminación y violencia contra las mujeres.

La violencia contra las mujeres es un tema que tiene en alerta a las autoridades y es por eso que el año pasado se decidió la creación del Instituto Nacional de las Mujeres (INAM) con el objetivo de profundizar y jerarquizar las políticas públicas que lleva adelante para favorecer la igualdad de oportunidades y luchar contra la discriminación y la violencia de género.

“Con la creación del INAM damos un paso más en la búsqueda de la igualdad entre hombres y mujeres. Cuando asumimos definimos que esto iba a ser una política de Estado y el Presidente demostró que esto es una prioridad de nuestra gestión”, explicó en su momento la ministro de Desarrollo Social, Carolina Stanley.

El nuevo organismo, que reemplazó al Consejo Nacional de las Mujeres, pero que mantuvo a Fabiana Tuñez como presidente, va ahora por un nuevo objetivo que es la presentación del Plan Nacional de Acción Asistida y Erradicación de la Violencia Contra las Mujeres 2017/2019. Fabiana Tuñez tiene en sus manos la primera gran experiencia para ayudar a las mujeres y hará la presentación de ese programa mañana y de esa manera quedará iniciado el Consejo Municipal de la Mujer.

Fabiana es nacida en el corazón del barrio de Barracas y tal como ella misma lo cuenta tuvo una infancia muy dura que la templó para hoy ser una referente a la hora de luchar en contra de la violencia contra las mujeres. “Vengo de una familia afectada directamente por la violencia de género. Mi abuela era una mujer golpeada y eso era un secreto a voces, se hablaba por debajo. Había venido desde Europa a los siete años, huyendo del hambre, y acá se casó con un argentino golpeador con quien tuvo 10 hijos. Esa historia, y el hecho de no poder hablar del tema, me marcó para siempre”, contó en una entrevista Fabiana Tuñez.

En los años que iba a la secundaria Fabiana Tuñez experimentó en carne propia el acoso: en el colectivo no faltaban los hombres que aprovechaban para meter mano o que le gritaran groserías por la calle. Ante esos casos, como muchas otras, Fabiana se cuestionaba: ¿estaré provocando? Cuando participó por primera vez del Encuentro Nacional de Mujeres en 1989, entendió que no era ella ni su ropa lo que provocaba a los hombres y que la violencia de género atraviesa de forma directa o indirecta a todas las mujeres.

En aquellos años de juventud en Barracas, Fabiana fue vendedora de autos y vivió en primera persona ese machismo que la hizo convencerse que la cultura argentina es completamente machista y de que es necesario dejar de criar a las niñas como princesas indefensas y a los niños como héroes fuertes. Tal vez de esa manera se de la igualdad que tan necesaria es. “Cuando hacés lo que amás, las situaciones dolorosas se transforman en momentos de satisfacción. Ver una mujer llegar a La Casa del Encuentro casi doblada por los golpes y después de algunas reuniones verla erguirse, levantar la cabeza y sonreír, para mí no tiene precio”, contó.

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