
Que el subte es un medio de transporte clave, más allá de las críticas o cuestionamientos, para la Ciudad de Buenos Aires no hay dudas. Pero durante muchas décadas sólo convivieron las líneas A, B, C, D y E hasta que se concretaron las obras para la construcción de la H.
Ahora, en medio de la prolongación de la línea E hasta Retiro, que se inauguraría el 25 de mayo de 2019, comenzó a avanzar el proyecto de la línea F, que tendrá una cabecera en Palermo, un tramo paralelo a la H y a la C con la que conectará en Constitución y que finalizará en Barracas.
Para poder concretar la ley 670, Subterráneos de Buenos Aires (SBASE) realizará los estudios de ingeniería para la construcción de la línea que demandaría cinco o seis años.
El presidente de SBASE, Eduardo de Montmollin, precisó, en declaraciones al portal especializado EnElSubte, que “estamos en negociaciones avanzadas con la Corporación Andina de Fomento (CAF) para obtener un crédito que nos permita financiar los estudios de ingeniería de la línea F, que es el paso previo a licitar. La decisión de lanzar una licitación dependerá de una decisión política y de seleccionar el mecanismo de financiación. Dada la situación financiera general del país y de la Ciudad, el formato que se presenta como más factible es el de asociación público-privada (PPP)”.
La traza de la línea F contempla el soterramiento entre Palermo y Constitución donde tendrá una conexión clave con el tren Roca y la línea C. Desde allí hacia el Sur la obra se haría elevada en viaducto aprovechando la separación que presenta la autopista 9 de Julio Sur que fue diseñada por el secretario de Obras Públicas Guillermo Laura durante la última dictadura cívico miliar con el objetivo de que albergue una línea de Subte.
Así, abaratando los costos de un túnel en la avenida Montes de Oca, según el plano que presenta EnElSubte, tendría una estación en Suárez y la cabecerá sería en California. Así se descartarían las paradas Martín García, Olavarría y Barracas (también en California) con el proyecto que también anhelaba cruzar el Riachuelo para seguir por debajo de la avenida Mitre y lograr que una línea del subte finalice en el Gran Buenos Aires, en este caso en Avellaneda. El costo estimado de todo el proyecto de la línea F asciende a unos 2000 millones de dólares.
Por fuera de la ley 670, varios legisladores porteños presentaron en un proyecto para que la línea A realice una curva en su traza desde la actual cabecera Plaza de Mayo para finalizar en La Boca. Esta extensión por túnel en las avenidas Paseo Colón y Almirante Brown contemplaba la conexión con puntos turísticos, centros de salud y sedes universitarias con las paradas Azucena Villaflor (Paseo Colón y avenida Belgrano), Facultad de Ingeniería, Parque Lezama, Hospital Argerich, La Boca (Almirante Brown entre Pinzón y Aristóbulo del Valle) y Riachuelo (Almirante Brown entre Olavarría y Gregorio Aráoz de Lamadrid).
Por el momento son sólo proyectos y aquel subterráneo de Buenos Aires que resultó ser pionero en el siglo XX quedó muy rezagado, es superado en la región por el Metro de Santiago de Chile (6 líneas y 118 estaciones) y quedó demasiado lejos de otros servicios del exterior como el famoso subway de Nueva York (24 líneas y 468 estaciones) o la red de metro de Seúl, la más grande del mundo (17 líneas y 627 estaciones).