Anderson se metió en la final tras cinco sets (el último 26-24) y 6 horas y 36 minutos de acción, ante Isner. Djokovic domina 6-4, 3-6 y 7-6 (9) a Nadal (siguen hoy).

La jornada de ayer en Wimbledon resultará inolvidable por varios motivos: la batalla que pareció eterna y que Kevin Anderson le ganó al estadounidense John Isner con un 26-24 en el quinto set, que depositó en la final al sudafricano; por el tremendo duelo entre Novak Djokovic y el español Rafael Nadal que se cerró por disposición de las autoridades a las 23 (hora local), bajo techo y luz artificial, con ventaja del serbio por 6-4, 3-6 y 7-6 (9), que continuará hoy a las 9 de Buenos Aires y por qué no, por la gran tarea del argentino Gustavo Fernández, que se clasificó para la final en el tenis adaptado. Todo en un mismo día a pura adrenalina.

Kevin se convirtió en el primer sudafricano en cerca de un siglo en acceder a la final de Wimbledon, pero a qué precio... Tuvo que luchar durante 6 horas y 36 minutos para vencer la resistencia del estadounidense John Isner: 7-6 (6), 6-7 (5), 6-7 (9), 6-4 y 26-24. Otra vez a cinco sets, como en cuartos ante Roger Federer.

La duración de ese duelo condicionó la siguiente semifinal en el court Central. El partido entre el Nº 1 del mundo español Rafael Nadal (2ª cabeza de serie), y el serbio Novak Djokovic (12), fue suspendido a las 23.02 de Londres por el toque de queda y aplazado para hoy, cuando Nole acababa de ganar el tercer set para ponerse 6-4, 3-6, 7-6 (9). El tie break fue emocionante, con chances para los dos, con tremendos peloteos, como a lo largo de casi todo el partido. El resultado no está sellado: hoy reanudarán por el premio mayor, que es el boleto a la final para cruzarse con un desgastado Anderson.

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El techo retráctil de la pista central permite prolongar los partidos en la noche, pero no más allá de las 23, en que hay un toque de queda para evitar molestias a los residentes de la zona. Rafa, que busca su tercer título en Londres tras los de 2008 y 2010, y su rival, tres veces ganador (2011, 2014 y 2015) tuvieron que esperar largas horas antes de salir al court. El serbio se divirtió transmitiendo por su cuenta de Instagram en vivo jugando a la payana, como un chico. Es que Anderson e Isner disputaron el segundo partido más largo de la historia.

A sus 32 años, el sudafricano disputará su segunda final de Grand Slam, después de la perdida en septiembre en el Abierto de Estados Unidos ante Nadal. Es el primer jugador de su país en alcanzar este nivel de la competición en Wimbledon desde 1921, tras Brian Norton.

Isner sabía lo que era lidiar con partidos extra-large, ya que ganó en 2010 el más extenso de la historia en el Grand Slam inglés. Estuvo 11 horas y 5 minutos, en tres días, para imponerse por 70-68 en el quinto set al francés Nicolas Mahut.

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