Con el fin de resolver situaciones de gol en favor de su equipo, un goleador debe tener diversas habilidades para cumplir su función con la mayor eficacia posible. Nicolás Blandi, justamente, es uno de esos delanteros que adentro del área tiene condiciones naturales para tutearse con el gol, haciendo gala de su instinto y de las herramientas técnicas propias que tiene a su alcance.
En ese aspecto, uno de los requisitos que un artillero debe poseer es la repentización que le permita ejecutar sus movimientos a la mayor velocidad posible y siempre tratando de darle efectividad a su definición. Dentro del repertorio del Nueve azulgrana, precisamente, está la de ser dúctil para ejecutar desplazamientos rápidos e inventando sobre la marcha como hizo ante Lanús metiendo un tijeretazo letal.
No obstante, para ratificar la ductilidad a la que estamos haciendo referencia, esa no fue la primera vez que Nico ensaya una pirueta similar para mandar la pelota a besar la red porque con anterioridad ya había convertido cuatro tantos con esa característica.
“Son recursos”, admite Blandi. Y en particular, respecto al gol que le convirtió a Lanús, el que empezó a marcar el camino de la victoria de San Lorenzo en la Fortaleza del Sur, acotó: “Pensé que Angeleri iba a tirar el centro por delante de los defensores que venían corriendo, pero le salió para atrás y quedé un poco pasado. Entonces, reaccioné de esa manera para impactar la pelota porque sino hubiera seguido de largo”.
Como dato curioso vale decir que cada vez que Nicolás Blandi metió un gol de tijera, San Lorenzo se fue a los vestuarios festejando un triunfo. Como cábala, no está mal. Pero al margen de eso, sin dudas, el goleador está demostrando ser uno de los actuales futbolistas cuervos de mayor jerarquía.
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