Accidentado debut de Flavio en Stravaganza

Por  eso, se escucharon improperios y la situación se salió de madre cuando la gente comenzó a golpear las marquesinas ante el tumulto de los fans, fotógrafos y camarógrafos. Por si fuera poco, media hora antes de que finalice este monumental espectáculo que muestra un inusual despliegue de producción, se cortó la luz en una fase de la calle y afectó a un tramo del Teatro Broadway, obligando a parar el show quince minutos.

En este caso, los espectadores entendieron el incidente, cuando se cortó repentinamente la obra y salió uno de los cantantes a explicar las causas. Luego se arregló el problema y el show tuvo final feliz, con el público aplaudiendo a rabiar.

Menos feliz estuvo Mariana Nannis, ocasionando un caos desde su arribo, y entrando al show con las luces ya apagadas y alterando el clima del show en el inicio al acomodarse en el medio de la sala cuando ya todos estaban en su lugar.

Sus guardaespaldas, que no tenían asiento, quedaban parados ocultando la visión a otros espectadores y debieron ser reacomodados. Tanto Mariana Nannis como Diego Maradona despertaron la lógica curiosidad de la gente que se acercaba a verlos de cerca, favorecidos porque ni  n el hall del teatro ni en la calle se pusieron las suficientes vallas para ordenar tanto el ingreso de las celebridades como el trabajo de los periodistas.

Muchos reporteros, entre los curiosos de turno, se abalanzaban ante las figuras en una gran batahola que superó a los organizadores. En verdad, nunca se pensó que Nannis tenía tantos seguidores que la esperaron pese a la llovizna y al frío para pedir autógrafos o sacarse fotos.

Mariana Nannis ingresó a la sala de teatro en compañía de tres guardaespaldas guiados por Dany La Muerte, quien saltara a la fama por trabajar en la custodia de Ricardo Fort y en el casamiento de Eugenia Tobal y Nicolás Cabré. La esposa de Paul Caniggia llegó al borde de las 23. Cinco minutos después entró su hija Charlotte, la figura que descolla en Bailando por un Sueño 2012, y, por último y diez minutos después, lo hace Alexander, el hermano de ella, quien tuvo un papel muy parco en la pista de Marcelo Tinelli.

 Todo ese movimiento alteró el inicio del show... y los ánimos de quienes pagaron
su entrada. Prácticamente todo el teatro se puso de pie para ver a los Nannis a tal punto que llamó más la atención que el mismo Diego Maradona.

La función no empezaba porque la familia Nannis tardaba en llegar y, para colmo, luego del arreglo de la falla técnica en el teatro, los Nannis se retiraron veinte minutos antes de que finalice la obra. En tanto, Maradona fue todo un caballero. Llegó a la hora indicada, habló con los  periodistas, se sacó fotos con los fans y fue un espectador más que respetó a los artistas. Ayer el productor de Stravaganza, Ariel Diwan, explicó la falla técnica que sufrió la obra: “Saltó una térmica de la calle y no levantó un hidráulico. Pero se solucionó enseguida”.

También trascendió que Mendoza padeció una crisis de nervios que se pudo controlar en la noche del debut. A la medianoche, por un pico de presión, Mendoza no pudo asistir al festejo del debut con los famosos que fueron a ver la obra (entre ellos Moria Casán, Reina Reech y Adabel Guerrero), en un hotel de Puerto Madero.

Bromas a Tinelli y un palito a los hijos del Cani

Entrevistado por la prensa durante el estreno de Stravaganza, Diego Maradona se sumó a la polémica por la maratón gay de Show- Match y, si bien eludió opinar sobre el fenómeno del clan Nannis- Caniggia, marcó diferencias entre sus hijas y las nuevas “estrellas” de la televisión: Charlotte y Alexander.

“Yo puedo decir que de Dalma y Gianinna me tengo que sentir orgulloso. Saben en qué continente están, saben todo perfectamente. Después lo demás... Cada uno educa a su hijo cómo quiere o cómo le conviene”, precisó, aunque -no obstante- evitó hablar directamente sobre los jóvenes y su madre, Mariana Nannis, ya que “(Claudio) Caniggia es amigo mío y yo no opino de las mujeres de mis compañeros o mis amigos”.

Con relación a la maratón gay, Diego aseguró que no le gustan las fiestas, pero bancó a su amigo, Marcelo Tinelli, y hasta ironizó sobre la peluca y los tacos que éste lució: “Si le da 40 puntos está bien. Lo veo porque el Cabezón es un amigo de toda la vida. Lo vi un poco putarraco, pero bueno, le cabe a todo el mundo”, dijo.

Un show que no tiene igual

Cómicos, acróbatas, bailarines, una pileta de 15 metros que aparece y desaparece de la escena, recursos técnicos, lumínicos, escenográficos y escénicos nunca vistos, una banda sonando en vivo, una moto en el aire, dos cantantes y un vestuario de lujo, son algunos de los condimentos de Stravaganza, un show deslumbrante que intenta repetir en el remodelado Teatro Broadway porteño el éxito que tuvo en el verano en Carlos Paz.

No le falta nada

Y tiene todo para lograrlo. Con Flavio Mendoza como cabeza de compañía alternando sus dotes de bailarín con su performance como cómico, una deslumbrante Cinthia Fernández -monumento femenino a las más bellas proporciones que brilla por su destreza en el baile y las acrobacias- y un cuerpo de baile que tiene distintos momentos de lucimiento al igual que los músicos y los eficientes cómicos que nutren el show. No hay un hilo conductor en la obra, pero la sucesión de cuadros deslumbra los sentidos de un modo que hace honor al nombre del show: extravagante.