Con la convicción de un pibe que lo único que pensaba y soñaba era cambiar algo de las viejas estructuras de la sociedad uruguaya para lograr un país mejor y más justo, Yamandú Cardozo y algunos integrantes más de Agarrate Catalina decidieron acompañar a José Pepe Mujica. El ahora ex presidente de Uruguay tuvo una historia de lucha guerrillera y cuando decidió dedicarse por completo a la vida política democrática, enseguida se identificó con estos jóvenes que compartían sus sueños y sobre todo admiraba su capacidad de análisis, convicción y coherencia. Tanto que por esas cosas del destino, un tema de la Catalina se convirtió en el hit de la campaña de Pepe que luego lo llevó a la presidencia.
Ya en el poder, la murga no hizo "obediencia partidaria" y si bien apoyó varias de las medidas del Pepe, también cuestionó otras, sobre todo las que tuvieron que ver con los Derechos Humanos. Yamandú admira la coherencia y el compromiso de Mujica y habla de él como si se tratase del abuelo que jamás haría algo para lastimarlos, pero a quien también hay que marcarle las cosas que no cumplió o que al menos no hizo como ellos pensaban...
-¿Cómo se dio el vínculo con Mujica?
-A nosotros nos llamaron en su momento para hacer una canción, cuando Pepe ni sabía si se iba a lanzar como candidato a presidente. Es más, hasta había mucha resistencia dentro del Frente Amplio. La hicimos y con tan "mala buena suerte" que la canción fue un éxito y se convirtió en el tema de campaña de Pepe. Nosotros la escribimos con Tabaré y la grabamos con compañeros que estaban de acuerdo, porque no toda la Catalina estaba de acuerdo, y a partir de ese momento nunca ocultamos la admiración por el Pepe, sobre todo por su condición humana, me parecía que ese tipo tenía que ser presidente de Uruguay. Creo que con el tiempo nos daremos cuenta de lo que pasó, de la dimensión que alcanzó el Pepe. Después tuve mil discrepancias con él, no coincido en algunas de sus decisiones, pero creo que es un tipo con una coherencia tan extrema como nunca le vi a nadie en la región. Un tipo que vive como dice, que no hace un personaje.
-¿Qué cosas le cuestionaste?
-No me gustó por ejemplo su política sobre Derechos Humanos. Como tipo de Izquierda discrepo con lo que hizo, yo estoy más cerca de lo que se hizo en Argentina, de juzgar a los responsables. Pero también hay un punto en el que digo: "Él fue protagonista de eso. ¿Qué le puedo decir yo?". Pero también tengo el derecho, como hijo de presos, como sobrino de presos, de poder decir no estoy de acuerdo. Yo lo que reclamé es un rol más activo por parte de la Izquierda para que se los juzgue. Porque el pueblo uruguayo tuvo dos veces la posibilidad de hacer Justicia y las dos veces dijo no. Dos veces se votó en plebiscito y el pueblo eligió esconder toda esa mugre debajo de la alfombra, fue un 52 por ciento de uruguayos que eligió de esa manera y no por miedo, sino por desidia. Y siento que en su momento el Frente eligió cuidar más el sillón que jugársela por esa idea de juzgar a esos responsables y sobre todo el Frente que hizo de esa causa una bandera. Eso me dolió y se lo cuestionamos y lo que demuestra que la obediencia partidaria para nosotros no existe y seguiremos pagando todos los precios que haya que pagar.
-En Argentina muchos actores y miembros de la cultura se mostraron muy cercanos al gobierno de Cristina y algunos no la pasaron bien. ¿Puede ser que a ustedes les hayan pasado algunas facturas por ese vínculo con Pepe Mujica?
-Puede ser, sí, seguramente que hubo cuestiones políticas, incluso dentro de la Izquierda, que nos pasaron facturas por acercarnos al Pepe. Yo fui criado en un hogar de Izquierda y estoy convencido de que un mundo de Izquierda, conceptualmente hablando, un mundo que se apoya no en la explotación del hombre por el hombre mismo sino en lo solidario, tiene que ser mejor que un modelo que se apoye en que tienen que existir pobres para que existan los ricos. Nosotros sentimos eso, pero también sabemos que el mundo hoy cambió y estamos cada vez más revisándonos a nosotros como humanos, como parte del planeta. Ya la obediencia partidaria no nos va y eso nos pasó y nos pasa con Pepe y sentimos que es esto lo que nos han hecho pagar, como también inventar un montón de cuestiones para desacreditar el mensaje...
-¿Cómo cuáles?-Dijeron un montón de barbaridades. Que millones de dólares del Estado iban a mi cuenta, que nos pagaba fortuna, cuando en realidad todas las murgas salieron a bancar a Pepe y se mostraron como de Izquierda. Lo que pasó en realidad, el pecado, es que al Pepe le gustaba la Catalina. A todas las demás, la gente no las criticó como a nosotros, pero qué le vamos a hacer, a Pepe le gustó la Catalina.
-Eso es cierto y no solamente cuando fue Gobierno...
-Siempre le gustó, sobre todo a su mujer, y eso nos dejó muy satisfechos. Fuimos a su casa, conocimos su intimidad y por eso hablamos. Nosotros hicimos tres veces al personaje: en 2005, en 2010 cuando recién había sido electo, y en 2011 a un año de su Gobierno. Justo había una ola de conflictos muy fuertes en Uruguay y parecía que él estaba solo y por eso decidimos hacerla. Lo que intentamos fue no alinearnos de manera incondicional, no queríamos decir que todo lo que hacía el Pepe estaba bien. Siempre dijimos lo que pensábamos en nuestros espectáculos y eso a veces nos generó conflictos hasta con los mismos del Frente. Por ejemplo cuando criticamos muy duro a Tabaré Vázquez el día que por el conflicto con Botnia dijo que contactó a Bush para saber si en el caso de una eventual guerra con Argentina, ellos participarían. ¡A Bush! Al matón del mundo, vos que sos socialista... Hicimos una carcajada de ese momento y se nos enojaron mucho. Pero es así. Individualmente seguimos pensando de que una cosa no es la misma que la otra. Todavía no. No nos da todo igual. Sostenemos la defensa de esa idea, pero si a Pepe lo tenemos que criticar lo vamos a hacer porque además es la esencia de la murga.
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