Tras años de trabajo, finalmente se estrenó "Cemento – El Documental", la película que cuenta la historia del mítico reducto porteño y su importancia para la música popular y la cultura argentina. DIARIO POPULAR asistió a la premiere mundial realizada en el mismísimo lugar físico donde existió el local retratado en el film, en la que realizadores y público honraron la memoria y obra de su creador

Al llegar a la porteña calle Estados Unidos, altura 1200, la sensación de deja vu fue inevitable. Como tantas veces antes y a pesar del frío, pero hace por lo menos más de 12 años, toda la cuadra estaba rodeada de rockeros. Muchos tomaban cerveza, otros fumaban, otros simplemente hacían cola. Pero todos tenían el mismo objetivo que el que tenían cuando la misma escena se repetía todos los fines de semana (y varios días de entresemana también) desde mediados de los ochenta hasta fines de 2004: entrar a Cemento, el clásico y mítico reducto rockero y del underground cultural, y, sobre todo, pasarla bien. Con la diferencia, claro, de que aquel legendario galpón ubicado en el 1234 de la mencionada calle homónima al imperialista país del norte hoy es un mero estacionamiento. No obstante, una pizca de justicia pareció hacerse presente el miércoles 26 de abril de 2017, cuando el actualmente garaje se disfrazó, al menos por una noche, de una sala de cine.

Es que, con entradas totalmente agotadas y en el marco del BAFICI 2017, se estrenó “Cemento – El Documental”, la película acerca del mismísimo lugar físico al que este cronista de DIARIO POPULAR y cientos de “viejos jóvenes” volvimos, para que nos cuenten su historia.

Cuando, tras una larga cola en la que más que varios nos preguntaron si no teníamos alguna entrada demás (los tickets se agotaron a la hora de ponerse a disposición del público, lo que obligó a los organizadores del festival a programar una función extra para ese mismo miércoles y una gratuita para el próximo sábado en Plaza Francia), finalmente logramos entrar, el viejo Cemento nos recibió como solía hacerlo durante cada noche otoñal e invernal de antaño: con un frío importante y húmedo mayor al que Buenos Aires nos ofrecía afuera. Pero, también como antes, la gran cantidad de gente presente y el entusiasmo general logró apaciguarlo.

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Una vez que estuvo todo listo, el director Lisandro Carcavallo nos dio la bienvenida y brindó un breve discurso, en el que, tanto por sus palabras como por la reacción de la audiencia, algo quedó bien claro: que esta sería una noche de reivindicación de Omar Chabán. Ya desde la primera mención que se hizo del fundador, dueño y regenteador de Cemento a lo largo de la velada, el público estalló en aplausos y vítores. Y esa misma reacción se repitió cada vez que su nombre o voz apareció durante la película. Sin dudas, un verdadero homenaje a una figura trascendental para la cultura argentina contemporánea, cuyo nombre y figura fueron demonizados y condenados por la sociedad desde la tragedia de Cromañon hasta su muerte. Y un homenaje también para todos los artífices de esta leyenda, como el propio Raúl Villarreal, mano derecha de Chabán, cuyas palabras, leídas por Carcavallo de una carta que escribió desde el penal de Marcos Paz (donde cumple su condena tras la mencionada tragedia), fueron ovacionadas.

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¿Y qué decir de la película en sí misma? Primero y principal, que es muy buena. Con una importante cantidad de material de archivo muy interesante y revelador como soporte, la historia de Cemento, de Chabán y de sus principales protagonistas son narradas por una gran cantidad de entrevistados. Figuras de la talla de Katja Alemann (ex pareja de Chabán y co-fundadora), Mario Pergolini, Juan Di Natale, Bobby Flores, el Ruso Verea (siempre claro, distinto y, por sobre todo, respetado y querido), el Indio Solari, La Renga, Ricardo Mollo, Ciro Pertusi, Germán Daffunchio, Ricardo Iorio, Mosca de 2 Minutos (estos dos últimos, de los más aplaudidos por los asistentes, junto con Ricky Espinosa, Luca Prodan y el Bocha Sokol cuando aparecieron en archivo), entre muchísimos otros, llevan adelante un relato dinámico y muy entretenido, repleto de anécdotas, experiencias y apreciaciones personales, reflexiones y emoción, que terminan por construir un film (y, más bien, un documento) fundamental para apreciar la importancia de Cemento en la música, el arte y la cultura nacional.

Cuando las luces volvieron a encenderse, y tras otra fuerte ovación (una más de las tantas que surgieron a lo largo de toda la función), el deja vu apareció de nuevo, mientras salíamos en malón, como tantas veces antes. Y mientras emprendíamos la vuelta a casa por las viejas, gastadas y oscuras calles de Constitución, todos revivimos nuestra propia historia de Cemento. Todavía no podemos creer que los corazones, sensaciones y almas que dejamos ahí hoy sean pisados día a día por cosas tan frías, muertas y burdas como los autos.

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