Así lo decretó Cristina, por sus dotes de actriz cinematográfica y por ser "un ícono popular de su época y una figura emblemática del cine argentino"
La reconocida actriz Isabel Sarli, que se convirtió en uno de los íconos sexuales del cine nacional, fue declarada hoy “Embajadora de la Cultura Popular Argentina”, a través de un decreto presidencial que la considera como “una verdadera representante de la cultura nacional”.
Mediante el decreto 1876/2012, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner nombró a Hilda Isabel Gorrindo Sarli “Embajadora de la Cultura Popular Argentina”, con rango y jerarquía de subsecretaria.
El decreto presidencial destaca que Sarli “es considerada una verdadera representante de la cultura nacional, tanto por sus dotes de actriz cinematográfica, como por estar considerada un icono popular de su época y una figura emblemática del cine argentino”.
Y añade que “siempre se ha destacado por su generosidad y honestidad, de lo que ha hecho un culto a lo largo de su trayectoria, siendo un verdadero ejemplo de fortaleza, valor y lealtad a un ideal”.
Por esos motivos, la resolución subraya que la actriz “resulta una figura insoslayable a la hora de ensalzar los valores éticos y culturales, al representar la síntesis de la imagen que la República Argentina desea proyectar al mundo”.
Gracias a su trabajo con el actor y cineasta Armando Bo, Sarli se convirtió en la diva de un cine muy popular, taquillero y audaz para su época, pero más allá de la fama y el cariño de la gente, la actriz tuvo que soportar una serie de pesares a causa de la censura sistemática a la que fueron sometidas sus películas.
La protagonista de “Sabaleros”, “Fuego” y “Carne”, entre tantos otros hitos del cine de explotación en los que Sarli solía bañarse desnuda exhibiendo sus atributos físicos, inició su carrera como modelo, emergiendo del concurso Miss Argentina que ganó en 1955.
Es en esa época, fue descubierta por Armando Bo, con quien entabló una relación personal y profesional de larga data (hasta la muerte del realizador) convirtiéndose en protagonista y musa inspiradora de la mayoría de sus películas.
Ambos fueron pioneros del cine erótico local y, pese a sufrir la censura en varias escenas de sus películas, éstas terminaron conquistando los mercados de todo el mundo, lo que la hizo popular estrella de la época en México, Venezuela, Panamá, Rusia, Japón, Estados Unidos y otros países de centro y sudamérica. Además de filmar en la Argentina, Sarli rodó en Brasil, Filipinas, México, Paraguay y Venezuela, entre más.
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