A cuatro años casi exactos de la salida de Algún Rayo, editado a fines de diciembre de 2010, La Renga lanzó sobre el cierre de 2014, Pesados Vestigios, su esperado noveno disco de estudio. Grabado en el estudio que la banda tiene en Ezeiza, resulta imposible no arrancar elogiando el lujoso y original arte de tapa (tal vez allí esté la respuesta a los 249 pesos y monedas que cuesta el álbum): se trata de una caja de cartón que simula un viejo maletín de turistas con varias cosas en su interior.
Hay 18 postales con fotos color sepia de los músicos vestidos como fugitivos de los años '20; 12 estampillas; el CD con un envoltorio que recuerda los viejos vinilos; las letras de las canciones escritas a máquina y en papel carta de color ocre y hasta un doble fondo que encierra la imagen de un revolver de época y la portada de la publicación anarquista Pampa Libre. Un lujo para estos tiempos y una buena forma también de hacerle frente a la piratería y a la bajada del álbum de algún sitio en internet.
Pero de poco serviría Pesados Vestigios si lo mejor que ofrece fuese su envase; en las 11 nuevas canciones que integran el disco está sin dudas lo mejor. Todo lo que se espera de La Renga lo tiene este nuevo trabajo: canciones directas de hard rock, riffs adictivos, una balada y hasta un blues. Y aunque la fórmula parezca ser la misma de siempre, el grupo de Mataderos se muestra vigente, poderoso y con una porción de nuevos himnos para beneplácito de "Los mismos de siempre", sus fieles seguidores.
Golpea fuerte de arranque con la triada que componen "Corazón Fugitivo", una canción que invita a salir a la ruta en busca de libertad ("A un corazón que se escapa, no lo quieras enjaular"); "Nómades", con una historia similar ("Ya no se a donde quiere ir mi corazón") en la que se lucen los punteos de Chizzo y "Mirada de Acantilado", otro rocanrol y uno de los primeros temas que se conoció del disco junto con el track inicial.
Después de "Día de Sol" con su claro mensaje invitando a salir y a no quedarse encerrado en una red social ("Que lo matan de miedo atrapado; en la pantalla fría de una red virtual") llega "Sabes que", la balada del disco y, sin dudas, uno de los mejores temas con una lírica entre nostálgica y esperanzadora y la presencia del ex Vox Dei (banda admirada por La Renga) Ricardo Soulé, en voz y violín. "San Miguel" y "Pole" son dos canciones-homenajes: la primera es un rock con aires countries dedicado a Miguel Ramírez, el joven muerto por una bengala en el show que la banda dio el 30 de abril de 2011 en La Plata para presentar Algún Rayo: "Siempre habrá pintada una bandera, con los colores que hiciste vivir; y así sabrá el coro del cielo, que de los nuestros se fue el más bueno", dice una de las estrofas.
En "Pole" el destinatario es Víctor Poleri, actor y amigo que supo estar en varios videoclips del grupo. Chizzo despide al amigo - fallecido en junio de 2012- con una letra sentida ("Te fuiste lejos mi viejo amigo; ahora a quien consejos voy a pedir") y un rocanrol veloz.
La presencia de la banda en los festejos por los 30 años de Democracia (cerró los actos aquel 10 de diciembre de 2013 y fue la primera vez que accedió a que un show suyo fuera televisado) sorprendió a varios y alimentó la polémica.
La letra de "Muy Indignado" ("Muy indignados te van a decir; que lo que haces está mal; que así no es como ellos querían; de repente sos una porquería") entre irónica y ácida, es un claro mensaje para aquellos que criticaron la presencia de la banda por considerarla una "traición" a los ideales de independencia que siempre guiaron al grupo.
"No para de aletear" -con un increíble solo de Chizzo imitando con su viola el vuelo de una mosca-, "Motorock", que arranca jazzera y muta en un crudo rocanrol y "Masomenos Blues", un blues que recuerda los sonidos del Mississippi- cierran un disco que reafirma por qué La Renga es la banda emblema del hard rock nacional.