Lourdes Sánchez: "No me agradan las reglas"

l ¿Qué imagen le devuelve el espejo?

-La de una mujer simple, sencilla, alegre y soñadora. La misma que vino de Corrientes a Buenos Aires hace algunos años.

l ¿Cómo se lleva con lo que ve?

-Muy bien. Me gusta. Estoy muy conforme con lo que veo y con lo que refleja mi propio espejo interior, tanto como persona, como madre y como artista.

l ¿Es ordenada, prolija y limpia?

-Soy ordenada, pero tengo mis tiempos. Me encanta que esté todo limpio y soy muy prolija.

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l ¿Usted se siente hacedora de su destino?

-Sí. Todos forjamos un poco nuestro destino. No pienso que lo que nos pasa es porque está escrito. Tampoco le adjudico todo al azar.

l Ante una situación límite, ¿prefiere que le digan una mentira piadosa o una verdad dolorosa?

-Siempre prefiero oír la verdad, por más dolorosa que sea. Quiero que me vayan de frente, sin vueltas.

"Soy ordenada, pero tengo mis tiempos. Me encanta que esté todo limpio y soy muy prolija"

l En su casa, ¿qué no se puede hacer?

-La mía es una casa muy relajada, porque yo también soy así. No me agradan las reglas. En mi hogar, no hay nada prohibido.

l A los conflictos, ¿los elude o los enfrenta?

-Cuando se me presenta una situación conflictiva, intento esquivarla porque me disgusta la discusión y la mala onda, salvo que se trate de un problema que deba resolverlo sí o sí. En ese caso, de todos modos, siempre trato que se dé, de la mejor manera posible. No me agrada pasar un mal momento.

l ¿Tiene espíritu conciliador?

-Absolutamente. Es más, soy capaz de dar el brazo a torcer con tal de no llegar a un conflicto.

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l ¿Se reconoce una mujer ambiciosa?

-Sí, pero en el buen sentido. Soy ambiciosa en lo profesional, no en lo material.

l ¿Qué trascendencia le adjudica al dinero?

-En verdad, no le doy demasiada importancia, lo cual no habla muy bien de mi. Soy muy despelotada en este sentido. Sé que está muy mal, pero no lo puedo evitar.

l ¿Con qué ojos mira la vida?

-Soy muy optimista. Aún, antes las adversidades, tengo una mirada positiva.

l Cuando se le presenta una dificultad, ¿redobla sus fuerzas para superar el mal trance?

-Siempre. Soy de dar batalla hasta el final. Jamás abandono la lucha. Doy pelea.

l ¿Qué se puede aprender de usted?

-Soy muy justiciera y muy solidaria. Me encanta ayudar a los demás. Por otro lado, valoro la alegría. Creo que uno debe tratar de estar alegre la mayor parte del tiempo. Pienso que cuando no estás bien, las cosas te empiezan a salir mal. Siento que con alegría y con optimismo uno consigue que se solucionen los problemas.

l ¿Dice lo que piensa o piensa lo que dice?

-Digo lo que pienso. A veces, eso puede ser positivo y, a veces, no. Soy tan frontal que, en ciertas ocasiones, decir lo que pienso, sin guardarme nada, me genera malas consecuencias.

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l ¿Qué enciende su deseo?

-Desde que soy madre, mi hijo es mi luz principal. Es el motivo esencial, es el que me da ganas de vivir, de levantarme cada mañana y terminar el día feliz, por más cansada que esté.

l Dígame Lourdes, ¿cómo se lleva con Marcelo Tinelli?

-Bárbaro. Tenemos una relación super linda. He compartido cenas, almuerzos y cumpleaños con él y su familia. Marcelo es muy cálido. Puede sonar demagogo de mi parte, pero yo le debo a él gran parte de mi carrera. Lo quiero mucho. Siempre me valoró y me dio un lugar muy importante, desde que era la bailarina de Jorge Ibañez y de Diego Reinhold. A través de su pantalla pude mostrar mi sensibilidad hacia los chicos y mis canciones. Ahí se empezó a formar mi universo.

l ¿Y cómo es ese universo?

-Especial. Yo siento que mi vida siempre transitó por un universo paralelo, intentando que reine la alegría y el color. En mi universo, trato de transmitir lo que viví de chica. Por ejemplo, a mi, la danza me ayudó a expresarme, a no tener vergüenza y a disfrutar. Por eso, en mi programa, los chicos vienen a cantar y a bailar, pero no para ganarse un premio ni nada por el estilo, sino para mostrar su talento en libertad, sin miedo, en medio de la alegría y el color