La periodista María Julia Oliván, que se desempeña diariamente como panelista del programa Intratables, tuvo una noche olvidable, con llanto incluido, y desbordó incluso al conductor Santiago Del Moro.
El primero de sus enojos llegó cuando su compañero de programa Fernando Cerolini calificó uno de sus comentarios como de "señora gorda" y le hizo soltar unas cuantas lágrimas.
Oliván ejemplificaba la inflación con los precios de una zapatería barrial y Cerolini quiso intervenir. Pero su intelecto le jugó una mala pasada y comenzó diciendo: "Vamos a salir de los comentarios de Señora Gorda... Como decía Perón... ".
Oliván lo interrumpió. "¡Me dijiste que yo opino como Señora Gorda! Y no hablo como una Señora Gorda porque soy una señora periodista que trabaja hace 20 años en los medios. Así que perdoname, pero si yo nunca descalifiqué lo que vos decís (con las boludeces que decís a veces y jamás te dije nada) deberías respetarme", le espetó en cámara.
La segunda vuelta continuó con el invitado de la noche, Santiago Fraschina, quien no la dejaba redondear un concepto sobre la ley que permite a los corredores de bolsa no pagar impuestos contra el grueso de los trabajadores que sí deben hacerlo.
Cansada de tener que hablar con el monocorde tono de Fraschina sobreponiéndose a todas y cada una de sus palabras, María Julia derrapó por segunda vez. "Me hinché las pelotas, no hablo más", exclamó dejando de lado cualquier protocolo periodístico.
Ante la imposibilidad de hacer que Fraschina respete su turno para hablar, Del Moro propuso cerrar todos los micrófonos y llevar él un micrófono de mano para permitirles a todos los integrantes del panel y al invitado, expresar sus pensamientos sin tener que acallar los otros con un griterío de por medio.