La nueva edición del Festival de Cine de Cannes tendrá, entre otras sorpresas, la inclusión de la película La hora de los hornos de Fernando "Pino" Solanas, que fue seleccionada para formar parte de la sección de clásicos del cine político latinoamericano.
El filme, que fue estrenado en 1968, formará parte de una veintena de producciones que incluyen tanto obras clásicas como otras menos reconocidas, que formarán parte de la sección de clásicos que el Festival de Cannes ofrecerá en su 71era. Edición.
Asimismo, se ofrecerá junto a cada proyección el testimonio de directores, productores e incluso distribuidores del filme, que relatarán al público las diferentes instancias que debieron afrontar entre la realización y el estreno de esas obras, que conllevaron un gran riesgo en ocasiones para la vida de los involucrados.
Sin ir más lejos, el estreno de La Hora de los Hornos se demoró hasta 1973 –año del regreso del Peronismo al poder-, tras lo cual fue prohibida por la dictadura militar de 1976-1983 y recién volvió a los cines en 1989. En 2008, el film fue restaurado y reeditado en una versión extendida.
Además de la proyección del icónico filme en Cannes, este 3 de mayo se estrenará en la Argentina Viaje a los pueblos fumigados, el nuevo documental de Solanas por el que en febrero pasado recibió una invitación a la sección Berlinale Special del prestigioso certamen alemán.
En Viaje a los pueblos fumigados, "Pino" pone al desnudo la "tragedia" que ha supuesto para su país la instauración de un modelo de producción agrícola a base de tóxicos que han envenenado hasta al propio realizador.
"La película por sí sola lo que puede hacer es abrir una ventana de inquietud. La Argentina se ha degradado muchísimo", dijo Solanas este lunes, tras compartir con la prensa la exhibición de este nuevo trabajo.
El documental, narrado en primera persona por el director, es el octavo capítulo de una zaga sobre diferentes problemáticas sociales que, como llaga viva, afloraron en Argentina tras la severa crisis económica, política y social que estalló a finales de 2001.
"Viaje a los pueblos fumigados" arranca con un crudo relato visual del fenómeno del desmonte de bosques nativos para extender la superficie sembrada con soja transgénica, cultivo que solo es viable mediante el uso intensivo de herbicidas y otros tóxicos.
En un recorrido documental, iniciado en 2003, por siete provincias argentinas, Solanas denuncia las consecuencias del modelo de agronegocios de gran escala, basado en agrotóxicos, y fomentado por multinacionales de semillas y por el propio Estado.
Esas consecuencias van desde el desplazamiento obligado de comunidades aborígenes y pequeños productores rurales, que escapan de las zonas rurales, sea por hambre -sea por la falta de rentabilidad de un modelo pensado para la producción a gran escala-, a la desaparición de fauna y flora nativa y efectos en el cambio climático, como severas inundaciones.
Sin embargo, el lado más oscuro del "maldito poroto" -la soja transgénica, de la que Argentina es uno de los mayores productores y exportadores mundiales- es el de los efectos en la salud.
El filme rescata casos de niños muertos por agrotóxicos, cientos de casos de cáncer en poblaciones junto a plantaciones que son literalmente fumigadas por aviones, crecientes registros de malformaciones de fetos...
Nadie escapa a este "veneno", según los testimonios de víctimas y expertos entrevistados por el directos, ya que, aunque se viva lejos de las zonas de cultivo, los tóxicos impregnan las hortalizas y las carnes que se venden en las grandes ciudades, sin ningún tipo de control sanitario.
Acosado por algunas afecciones de salud de los que los médicos no atinan a dar razones, "Pino" se resuelve a hacerse un análisis clínico. El resultado arroja pesticidas en sangre y glifosato -el herbicida más usado en Argentina- en orina.
"Hoy se produce con pesticidas no solo cereales, sino hortalizas y frutas. La más inocente ensalada ha sido rociada con 10 a 15 pesticidas y no hay control", advierte Solanas, de 82 años.
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