La popular actriz compartió detalles de su extensa lucha para convertirse en madre primeriza, en los próximos meses. Y cómo se aferró a la fe para llegar a cumplir su sueño.
Rocío Marengo transita la primera estaba de su embarazo. Aquel con el que soñó y por el que puso el alma y el cuerpo durante largos años apoyándose en una fe inquebrantable y en rigurosos tratamientos de fertilización asistida. La actriz contó a qué santos recurrió en búsqueda de ayudar y los detalles de una especial visita que le hizo al Padre Ignacio, en Rosario.
"Estaba tan acostumbrada a los no, que cuando recibí ese llamado no lo podía creer. No te digo que estaba pesimista, pero estaba muy acostumbrada a escuchar el: ´Volvé, empezá de vuelta con la medicación tal día, cualquier cosa me llamás o me avisás´. Era todo continuar con la búsqueda y nunca me imaginé que la médica iba a decirme: ´Estás embarazada´”, compartió Rocío, al recordar su larga lucha para concretar el sueño más importante de su vida.
"Me largué a llorar de una manera que no pude manejar. Encima estaba en la mesa de Juana Viale, grabando el programa. En un momento, se cortó un poquito la grabación y la médica me dijo: “¿Podés hablar?”. Yo, en realidad, le había dicho que me llamara a las tres de la tarde. Pero me llamó a la una, me preguntó si había terminado y le dije que sí. ¡No había terminado nada pero me mataba la ansiedad!", rememoró Marengo, durante una entrevista con Revista Pronto.
"Quería que me dijera que sí o que no y ya. Porque todo ese almuerzo había estado pensando en eso. Estaba muy con mis santitos, como este que tengo acá colgado (Rocío muestra una cadena con un santo). Es la de San Ramón Nonato. Después, fui al Padre Ignacio, en Rosario, y tenía otra medallita el día del programa de Juana en el vestido, en la parte de adentro", contó la actriz sobre el santo patrono de las embarazadas y de quienes buscan estarlo.
"Nunca lo conté en detalle, pero fui al Padre Ignacio a pedirle un hijo. Caminando a Luján, que ya fui como cinco veces, en el trayecto uno va hablando con otra gente y mi búsqueda era medianamente conocida. Después, me guardé y no hablé más...", reveló Rocío, sobre todo lo que hizo a nivel religioso para cumplir con su objetivo. "Fueron en total como cinco años. Pero en los últimos tres, el 90 por ciento de mi energía estaba puesta en el tratamiento".
"Por eso, me corrí del medio: ya no iba a los programas como invitada y no estaba con la energía puesta ahí. Soy de sumar a los programas a los que voy y estaba medio apagada. Ahora me doy cuenta de que estaba obsesionada, focalizada y triste porque no salían bien las cosas. En definitiva, estaba diferente. Ahora me doy cuenta de que volví a ser yo. Pero antes estaba en un neutro, en piloto automático y muy rara", reconoció Marengo.
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