Sandro: sus más grandes éxitos en el día de su cumpleaños número 75

Sus padres, Vicente Sánchez e Irma Nydia Ocampo, de origen español, vivían en Valentín Alsina (Lanús), donde transcurrió su infancia y adolescencia. Su abuelo paterno, de ascendencia húngara, pertenecía al pueblo Rom, y se apellidaba Popadópulos. Sin embargo, al emigrar a España lo cambió por Rivadullas, nueva identidad con la que emigró hacia Argentina. Esa herencia fue adoptada por el artista de la familia, quien eligió denominarse a sí mismo como “Gitano”.

En sus comienzos se destacó como uno de los fundadores del rock & roll en castellano y su éxito se extendió por gran parte de América Latina. De aquella etapa inicial se destacan varias versiones que interpretó al frente de “Los del Fuego” de canciones como “Te Conseguiré” (The Beatles), “Hay mucha agitación” (Jerry Lee Lewis), “En mi mente” (Elvis), y "La casa del sol naciente" (Animals) entre otras.

Su idilio con las jóvenes fue inmediato. Con sus frenéticos bailes y su mirada siempre sugestiva, se ganó rápidamente el apodo de “Elvis criollo” y tuvo su primera oportunidad en el cine en "Convención de Vagabundos" (1965). Pero ese no sería el pico de su carrera.

A fines de los 60, apartándose un poco de la imagen de su admirado Rey del Rock & Roll, Sandro empezó a volcarse a ritmos más latinoamericanos con canciones cuya letra podría vincularse directamente a los boleros que copaban las radios.

Fue en esos años en los que eligió dejar de lado definitivamente la campera de cuero para calzarse el smoking y dedicarse a la canción romántica, una faceta en la que descolló como autor, además de proyectarlo a nivel internacional.

Su primer gran hit fue “Quiero llenarme de ti”, y luego siguieron varios clásicos de su repertorio como “Porque yo te amo”, “Como lo hice yo” y “Una muchacha y una guitarra”. Hacia el final de aquella década, Sandro no pararía de vender discos gracias a canciones tan poderosas como “Penas”, “Tengo”, “Penumbras” y “Me amas y me dejas”.

Otro salto en su espectacular carrera sucedería en los 70, cuando la gran pantalla se convirtió en la mejor herramienta para promocionar sus discos. Entre las joyitas que aún suelen encontrar su lugar en la televisión por cable se encontraban “Operación Rosa Rosa”, “Subí que te llevo”, “Muchacho”, y “Embrujo de amor”, entre otras.

Es en esta etapa en la que surgen sus obras más famosas: “Rosa, Rosa” y “Trigal”. Asimismo, por aquellos años, se convirtió en el primer latinoamericano en cantar en el emblemático Madison Square Garden de Nueva York, el que, además, fue el primer espectáculo musical transmitido por televisión en vivo vía satélite para 16 países.

En el plano musical, supo asociarse con letristas como Oscar Anderle y arregladores como Jorge López Ruiz y Oscar Cardozo Ocampo, entre otros, quienes le dieron un toque distintivo a sus baladas románticas.

Más allá de su enorme popularidad y del cariño que recibía de sus fieles seguidoras, autodenominadas "Las nenas", Sandro siempre fue muy reservado y decidió manejar su vida privada con un perfil bajo.

Sus últimos años estuvieron marcados por sus problemas de salud, los que de a poco lo fueron alejando de los escenarios y obligándolo a permanecer recluido en su famosa casa de Banfield. Pero como recuerdan sus fanáticas, ese ostracismo se rompía cada 19 de agosto, cuando salía a la puerta para saludar a quienes se amontonaban para desearle un feliz cumpleaños.

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