En los últimos minutos, el Bohemio le dio vuelta el partido a Estudiantes de Buenos Aires que lo ganaba. Un cierre a puro vértigo se vivió en Villa Crespo, donde el local pasó del 1-3 al 4-3 .

Un final de locos, tan vertiginoso, como inesperado. En Villa Crespo, la ráfaga de goles en apenas un puñado de minutos dejaron la sensación de transformar a un encuentro parejito y con algunas emociones en un partidazo de esos electrizantes, los que no se olvidan fácilmente. Lo ganaba Atlanta, lo dio vuelta Estudiantes y hasta parecía haberlo liquidado, pero la reacción del Bohemio en el epílogo, llenó de euforia a los hinchas locales e instaló una profunda decepción en la gente de Caseros.

El análisis debe ser necesariamente invertido, aunque no tenga relación directa con el desarrollo del juego. Corría el minuto 42 del segundo tiempo, Atlanta se debatía en la impotencia por alcanzar el empate (con un futbolista más en cancha, le habían dado vuelta el marcador) y el zaguero Nahuel Tecilla cometió un grave error, que derivó en el tercer gol de Estudiantes. Sensación de cuestión definida y un triunfo visitante que no se ajustaba a la lógica, pues el empate le sentaba bien a lo que ambos habían exhibido en un terreno, digno de elogio, pues disimuló la enorme cantidad de agua caída en gran parte de la jornada del sábado, a tal punto que fue el único partido de ascenso que pudo jugarse.

En la acción siguiente, pivoteó Ignacio Colombini, rebotes y le cae a Fabricio Pedrozo que le dio fuerte, cruzado, como con rabia, para descontar. Un 2-3 que permitía cierta ilusión. Y ese envión anímico, le permitió a los dirigidos por Fabián “Pepe” Castro generar un desborde y otro centro preciso de Matías Molina fue cabeceado por Colombini para establecer la igualdad. Quedaba un minuto y en ese dilema de quedarse con el empate rescatado o ir por más, el Bohemio optó por esto último ante un Estudiantes tan desorientado, que solo metió uno de los dos cambios que le quedaban como para enfriar el trámite.

Se hizo el milagro

Se jugaba el segundo de los cuatro de descuento, cuando Atlanta forzó otro ataque y la metió adentro, como manda la ley no escrita del buscarlo como sea, para la aparición de Milton Giménez que la empujó abajo del arco y sentenció el 4 a 3. Delirio adentro y afuera en el estadio León Kolbowski e incredulidad en todo Estudiantes, como no pudiendo comprender lo sucedido.

El resultado solo se explica en ese tramo final de vértigo, donde la moneda cayó para el lado del Bohemio, dejando al Pincha con las manos vacias. Antes, los dos intentaron, se mostraron con intenciones de ser esos candidatos a pelear el campeonato y aunque tienen cosas por corregir, se cree que estarán ahí, en la conversación por alcanzar el ascenso

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