Tras la conmoción que se generó por un posible cambio de escenario de la final de la Copa Libertadores, pautada para el próximo sábado 4 de noviembre, la Conmebol, a través de su presidente Alejandro Domínguez, confirmó que el encuentro entre Fluminense y Boca Juniors se jugará en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, como estaba programado originalmente.
"Esta tarde nos reunimos con los representantes de los clubes finalistas de la Conmebol Libertadores 2023, Boca Juniors y Fluminense, y de sus respectivas federaciones, AFA y CBF", señaló Domínguez en un tuit.
Y agregó: "Alineamos los detalles de esta gran fiesta deportiva que se vivirá en Río de Janeiro el próximo 4 de noviembre en el mítico estadio @Maracana ¡Por la #GloriaEterna!"
De esta manera, quedó desestimada la posibilidad de cambiar de escenario que había surgido como un importante rumor en las últimas horas. A solo 16 días del trascendental encuentro surgió una información que podía modificar todo: Conmebol analizaba cambiar la sede del partido.
Es que la Conmebol se encontró con ciertas complicaciones que sembraban dudas: el estadio tenía que estar a disposición varios días antes del partido para garantizar que llegue en inmejorables condiciones y adecuar al recinto para albergar el evento futbolístico más importante del año en Sudamérica.
Sin embargo, Flamengo, club que hace de local allí, tiene programado para el sábado 28 de octubre -una semana antes de la final- su duelo de local contra Bragantino por el Brasileirao, y en el club no quieren saber nada con mudar la localía. Aunque por detrás habría intereses políticos.
El Maracaná fue reformado para el Mundial 2014 y es desde ese entonces que, pese a ser propiedad del estado de Río de Janeiro, Flamengo y Fluminense tienen la concesión para utilizarlo. Sin embargo, el Fla es el que se hace cargo de los gastos de mantenimiento, más allá de que la responsabilidad debiera ser compartida.
El próximo 23 de octubre se hará una nueva licitación para renovar la concesión, y con ese argumento, el Mengao tiene un as bajo la manga a favor para hacer valer sus intenciones. Aunque la resolución de la licitación -que no tendría otro oferente más allá del Fla- recién entraría en vigencia para el 2024, y en eso se escuda el gobierno del Estado de Río, que por supuesto quiere albergar la final de la Copa Libertadores.
Y Flamengo no solo no quiere mudar la localía para dicho partido, sino que además le habría pedido a Conmebol más entradas que las 20 mil que recibieron Fluminense y Boca por ser los equipos finalistas. El estadio tiene capacidad para 78 mil personas.
Finalmente, la CBF intervino a pedido de la Conmebol y la final se jugará en el majestuoso estadio de Río de Janeiro, sede de dos finales mundialistas.
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