El Comité Normalizador deja la Superliga en manos de los clubes

Sin embargo, buena parte de los dirigentes pretende el sufragio para este año para terminar cuanto antes con la gestión comandada desde Zurich y monitoreada por el Gobierno. Para llegar a ese punto, hay dos carriles diferenciados.

La prioridad de los normalizadores está centrada en el recupero de deuda, la generación de nuevos recursos y exprimir de los contratos ya adelantados y vigentes hasta plazos ridículos como 2030. Un grupo de elite -comandado por los clubes grandes- busca en cambio dar el segundo paso de su conquista instalada en el estatuto: la Superliga. Buscan reglamentarla, elegir autoridades y autonomía financiera de la AFA.

Hoy se reunirán los clubes de Primera para definir detalles sustanciales, pero con una particularidad: no estará ningún representante de la B Nacional, parte necesaria de la Super Liga que constará de esas dos categorías. Pero los dirigentes de todo el arco tienen un problema en común: los normalizadores. Todos -o casi todos-, piden elecciones quitar del camino a Armando Pérez.

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Ni él, ni Javier Medín, Pablo Toviggino o Carolina Cristinziano -los normalizadores-, trabajan en nada que pueda darle curso a la Superliga. Es más, le ponen el acento a que los clubes devuelvan los 500 millones de pesos que en conjunto le deben a la AFA y a monitorear sus cuentas: en diciembre no permitirán que fichen aquellos con deudas y prometen quita de puntos y hasta desafiliaciones.

"No voy a puntualizar sobre Superliga, porque no está en agenda. Pero la semana pasada le dije a uno de sus promotores que me parecía extraño que para su proyecto planteen tolerancia cero en cuestiones financieras, pero pretendan olvidarse de pagar sus deudas con AFA y arrancar de cero", le graficó a DIARIO POPULAR un hombre fuerte de las finanzas de la nueva gestión. "Si consiguen un sponsor, que vengan y nos cuenten: los derechos no son de ellos", indicó una de las firmas del comité.

El Ascenso, en conjunto, también promueve elecciones con urgencia: con la Superliga que promueven los grandes y con el plan normalizador ven acotado su futuro al amateurismo y pretenden que un presidente elegido por pares y no por la FIFA, vele por su status quo.

El fin de año está marcado como el final del FPT, pero no hay reemplazo oficial y la cotización cambia con o sin Super Liga. El último semestre, para algunos su salvoconducto está representado por la nueva liga; para otros son las elecciones y para el comité, el orden financiero. Nada de ello, hoy, va por el mismo carril.