Leonel Coira fue noticia hace tres años. Él, argentino, tenía siete años cuando fichó con el Real Madrid. Fue el jugador más joven en la historia del club en incorporarse. Desde entonces, los medios españoles lo siguieron permanentemente. Le dedicaron páginas al "Leo de Madrid". En el "Merengue" brilló: ganó torneos, descolló en los torneos. Desparró jugadores en la cancha. Logró que 3500 personas vayan a verlo jugar.
A fines del año pasado, cambiaron los vientos. Leonel no se sentía cómodo en el club. Una tarde, a la salida del entrenamiento, miró al papá. "No quiero venir más", le dijo. Tenía encontronazos con su técnico. Y para Miguel, el padre, eso fue suficiente: "Yo sólo quiero que sea feliz. Y si ahí no lo era, entonces no quería que siguiera", le dice Miguel Coira, desde Madrid, en exclusiva a DIARIO POPULAR.
Los demás clubes y ojeadores se enteraron de la crisis entre Coira y el Real Madrid en noviembre, cuando Leo faltó a un torneo clásico entre los menores. A Miguel le explotó el teléfono: lo llamaron de Manchester City, Juventus y otros clubes de España. El padre, cuando los atendió, tenía una idea clara: no quería sacar a su hijo del país. Sin embargo, le interesaba la idea de llevarlo a conocer los distintos clubes. Que viera otros mundos.
Viajaron. Les ofrecieron de todo: plata, contratos que podían salvar la economía de la familia. No les interesó: "Acá, el que trabaja soy yo —dice, contundente, el papá—. No quiero dinero: quiero que juegue, que crezca futbolísticamente, que se divierta", cuenta. Del Real Madrid, desesperados, volvieron a contactarse con él: "No queremos que se vaya por nada en el mundo", le manifestaron. Y, no: Coira era el 10 y goleador del equipo que iba puntero en su categoría. Era tarde.
Fueron a La Masía. Leo es hincha del Barcelona. Su ídolo es su compatriota Messi. Soñaba con estar ahí. Entrenó, conoció a los chicos. Pero tuvo un problema: el catalán es el idioma del vestuario. Él se quedaba afuera. Se sintió sólo. Y decidieron no arreglar. "No demostró la verdadera felicidad, la de su corazón", cuenta Miguel.
No quería dejarlo en ningún equipo de Madrid porque, en los partidos de la Liga, los padres de otros equipos —Atlético Madrid, Rayo Vallecano— le gritaban "groserías". Entonces, apareció el Valencia: "Se pusieron a disposición. Hicieron de todo para traerlo. Ellos están trabajando muy bien en la cantera. Él está contento: es feliz acá".
Los Coira se mudaron a Valencia. Miguel, conocido formador de jugadores en Madrid, hace viajes semanales a la capital española. El resto de la familia vive en un piso desde donde se ve el Mestalla, el estadio del equipo. Firmaron un vínculo —sin dinero de por medio— hasta el 2017 para "evaluar la evolución de Leo".
El jueves pasado lo presentaron. Y este sábado debutó: ganaron con un golazo suyo de tiro libre.Quizás, en España, en silencio, se esté escribiendo una nueva historia. O, más bien, es la reedición de la de Lionel Messi. Ah: ya manifestó que le gustaría jugar para la Selección Argentina.
Ni se atrevan, españoles.
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