A menos de diez días para la final de la Supercopa Argentina entre River y Boca, en Mendoza, el mayor grado de preocupación se palpa en la atmósfera del Millonario.
De cara al encuentro ante el acérrimo rival que tendrá en juego una nueva estrella el equipo de Marcelo Gallardo, pese a haber disputado ya varios encuentros de la Superliga e incluso debutar (con empate ante Flamengo) en la Copa Libertadores, no levanta vuelo y los murmullos hacia algunos protagonistas comienzan a escucharse.
El último fin de semana en un Monumental que siempre emite su veredicto, La Banda igualó 1-1 ante el modesto Chacarita y a medida que corren los días crecen las dudas.
Está claro que para todos los equipos argentinos, especialmente los grandes, sacar un boleto hacia la Copa Libertadores es una obligación acompañada de un importante premio económico por participar.
Pero, a medida que corren las fechas, River no reacciona y su presente lo muestra a 11 puntos de Godoy Cruz, el último de los que se está clasificando a la próxima Libertadores.
De terminar la Superliga y si en Nuñez no alcanzaron la zona copera, los de Gallardo deberán buscar hacer el check in mediante la Copa Argentina, algo similar a lo que ocurrió en la edición 2016. Ante este escenario, La Banda sería el primer equipo que obtiene el tricampeonato en la Copa Argentina.
Asimismo, si de Sudamericana se trata, la diferencia es menor a comparación de la Libertadores pero está claro que llegar a este último certamen es la obsesión.
Gallardo todavía no tiene los once nombres titulares que son recitados como una poesía. En todas las líneas hay falencias y, en los últimos encuentros, se han visto a los protagonistas en posiciones poco comunes.
Por ejemplo el enganche De La Cruz se ha estado moviendo de 8, Mayada, acostumbrado a jugar por la derecha lo está haciendo por izquierda.
Además el fondo lejos está de ser una muralla, que en más de una ocasión deja desnudo de protección a Armani, mientras que arriba el buen momento de Mora genera una solución tentadora pero también pone en peligro la dupla ofensiva soñada con Scocco y Pratto. Por último, el pasado domingo el Muñeco Gallardo hizo polémicos cambios cuando el encuentro ante el Funebrero estaba igualado.
River incorporó el último libro de transferencias a Franco Armani, Juan Fernando Quintero, Bruno Zuculini y Lucas Pratto. De momento, ninguno ha tenido partidos descollantes. El exarquero de Atlético Nacional alternó buenas y malas pero la merma del fondo también le juega en contra.
Por su parte Zuculini, quien ante Flamengo cometió un sonso penal que para su buena fortuna no le cobraron, no ha comenzado con el pie derecho y en el Monumental lo miran de reojo. Pratto, el jugador más caro de la historia del Millonario, aún no paga con goles la inversión hecha por él.
Mientras que Quintero sería el único que se salva dado que los hinchas piden su titularidad pues cuando entra en los complementos deja chispazos de buen fútbol pero para Gallardo “aún le falta adaptarse al fútbol argentino”.
El crédito de Gallardo, tras haber logrado la Libertadores 2015 y ganar al menos un título por semestre, hace que los fieles riverplatenses lo respalden.
Pero, por lo que se palpa en el ambiente, la final del 14 será un antes y un después que puede dejarlo malherido o darle un importante bocanada de aire a él y al plantel.
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