La escena es así: el Real Madrid acaba de comprar tu pase por 20 millones de euros y entonces vos llegás al club como el nuevo refuerzo, como una promesa capaz de ganarse la titularidad por muchos años. Te llamás Theo Hernández, sos lateral izquierdo, y parecés destinado al éxito. La dirigencia, como hace habitualmente con las incorporaciones, abre el estadio para que los fanáticos vayan a recibirte, a saludarte, en tu presentación. Te piden que, ya que estás ahí, hagas jueguitos. Y a vos no te salen. Hacés un papelón.
Eso le pasó a Theo Hernández. Así de mal lo hizo: