Los sueños se le comienzan a cumplir a Ezequiel Barco. El chico de diecisiete años que llegó al club de la mano de Jorge Griffa y que cautivó a Gabriel Milito ni bien lo vio ya festejó su primer gol en la primera del Rojo y comenzó a confirmar todo lo bueno que se le vio en su paso fugaz por las inferiores.
Cambió la vida de Turri en pocos meses. Ni bien lo vio Milito en inferiores lo subió a entrenar con el plantel de primera y desde allí todo fue positivo. El respeto de sus compañeros, el reconocimiento del hincha y hoy por hoy su nombre comienza a estar en boca de todos. En 2015 llegó al club y en un año y medio pasó de la séptima al primer equipo y ante Godoy Cruz dejó su sello por primera vez en la red para recibir el agradecimiento de todo el pueblo rojo.
El juvenil mostró su alegría y resaltó "fue muy lindo sentir mi nombre en la cancha. Ya había decidido donde definir porque había visto al arquero y gracias a mis compañeros pude marcar. También me aconsejan y me dicen que me cuide afuera de la cancha, con el tema mujeres y demás porque la carrera es corta".
Barco tiene un juego atrevido y ante el Tomba metió un caño exquisito por lo que deslizó "Fue una jugada muy rápida, no tenía salida por ninguno de los dos lados y no me quedaba otra que tirar el caño y por suerte salió bien". Pero así como juega, también le pegan de lo lindo. Pero el rosarino, que fue rechazado por Boca y River, es guapo y va al frente.
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